Por Agustín Achúcarro
La llegada a primeras horas de la tarde a la improvisada sala de ensayos en el comedor del Colegio Mayor María de Molina de los componentes del Coro Universitario de Valladolid proporcionaba como primera sensación un olor reciente a postre de naranjas peladas. Cada uno tendrá recuerdos diferentes, según la época que le haya tocado vivir, aunque en muchos casos serán comunes cosas como la imagen, la gestualidad, el carácter y la bonhomía de su director y fundador Carlos Barrasa Urdiales. Pasado y presente podrán unirse el viernes 26 de abril cuando la Facultad de Filosofía y Letras bautice al aula número 18 con el nombre de Carlos Barrasa Urdiales, en un acto que comenzará a las 13h con la intervención del coro, bajo la dirección de su actual titular Javier Fajardo.
Todo empezó cuando en el curso 1950-51 Barrasa dirigía al Orfeón vallisoletano en el curso de extranjeros y el Rector Mergelina y Luna propuso a Barrasa que formara un coro universitario, cuyos ensayos tendrían lugar en el Aula Triste del Palacio de Santa Cruz. Luego, en el curso 1958-1959 la formación coral pasaría definitivamente a ser mixta al unirse con el Coro de universitarias del Colegio Mayor María de Molina, que también dirigía Barrasa. No eran tiempos fáciles, y el director y sus coralistas tuvieron que luchar para hacerse un hueco. Fueron cuarenta años de trabajo por parte del maestro, prácticamente hasta su fallecimiento en 1993, al que sucedió en el cargo José Martín González, que antes perteneciera a la cuerda de tenores del coro.
Carlos Barrasa Urdiales estudió Armonía, Polifonía y Pedagogía vocal, formación que continuó tras la Guerra Civil en Madrid, fue profesor de Historia de la Música en la Universidad de Valladolid y dirigió a diversos coros, siendo posiblemente sus predilectos la Coral Vallisoletana y el Coro de la Universidad de Valladolid. Como ocurre con algunos de los datos recogidos anteriormente extractamos aquí unas palabras publicadas en el libro Todo pasa, Todo queda publicado con motivo del 50 Aniversario del Coro Universitario, que Barrasa pronunció en 1981 durante el trigésimo aniversario de la institución: «Espero que sigáis actualizando siempre los momentos tan señalados que no dudo vivisteis a mi lado, agrupados en nuestro Coro, recordando nombres, personas, fechas y datos que nunca podrán desaparecer, y esto sí que será la auténtica viva historia de nuestro Coro, que como reconocimiento y tributo a un pasado, ofrecemos a los que hayan de sucedernos en un mañana muy próximo ya». Palabras a las que bien pudiera sumarse parte de lo escrito por Cristina Rosa Cubo (coralista desde sus tiempos de estudiante) en la nota facilitada con motivo de este evento, que viene a refrendar la justicia que se le hace a Barrasa con este acto: «El Coro universitario era para Don Carlos el lugar en el que sembrar el gusto por la música y despertar el interés artístico pero, además, estrechar lazos de amistad entre las personas que formaban parte de ese proyecto musical».
Foto: Coro Universitario de Valladolid
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