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Cantania 2017: El Auditorio de Valladolid acoge 'La noche de las pesadillas'

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Autor: Codalario
28 de mayo de 2017

3000 niños se enfrentan a sus miedos desde un escenario

   Un reportaje de Agustín Achúcarro
Un grupo instrumental, dos cantantes y niños, muchos niños formando grandes coros, intervienen desde el domingo 28 en seis funciones consecutivas en el cuento musical La noche de las pesadillas, en el Auditorio de Valladolid. “La cantata hace referencia a que el miedo existe, que es necesario, que no hay que pretender no tenerlo, pues es bueno para la vida, ayuda a los niños a protegerse, al tiempo que les enseña que pueden superarlo. No se les anima a ser unos temerarios, pero sí a ser valientes y a creer en ellos”, analiza Conchi Villafruela Espina, profesora de música del vallisoletano CEIP Ignacio Martín Baró.

   Así que Cantania este curso trata del miedo, de ese miedo que todos conocen, lo que desde la perspectiva de un adulto lleva a interrogar a Villafruela sobre cuáles son los miedos de los niños. “Pues a cualquier cosa, a la oscuridad, a no ser valorados por los amigos, a no gustar, a fracasar en el cole, a no cumplir con las expectativas de los padres, en el fondo a situaciones muy parecidas a las que provocan el miedo en los mayores”.

   El argumento de la historia de Cantania 2017 aporta ideas sobre cómo convivir con el temor y sobreponerse a él, como queda reflejado en la síntesis que hace de él Villafruela. “Lucas, personaje al que interpreta Saúl de la Fuente, es un adulto que cuenta sus experiencias ante el miedo, rememorando sus temores cuando iba de campamento; y la Guardiana del miedo, papel que afronta Angélica Tébar, va a ir enseñando que su artista favorito, sus padres, sus mejores amigos y hasta ella misma tienen miedo, lo que ayudará a Lucas a conseguir superarlo”. Así que empiezan con el miedo y terminan afirmando que “todos lo sienten y que hay que vivir la vida libremente sin temores”.

   O sea, que la conjura contra el miedo da sus resultados: “¡Por supuesto!”, responde taxativa Villafruela. “De hecho -añade la profesora- empezamos con un ambiente en el que predomina el miedo y según transcurre la cantata va imponiéndose un mayor ritmo, más color, incluso en la ropa se parte del negro y acabamos llenos de colorido y alegría, y surge el jazz o el góspel, ante una escenografía fantástica, a la que apoya mucho el canto y el movimiento”.

   Pero las cosas no son tan sencillas desde el comienzo para Lucas, el protagonista, pues como revela la profesora “al principio los niños son sus enemigos y se ríen de él”, aunque luego “se harán sus amigos, le apoyarán y le animarán”.

   Detrás de la puesta en marcha de La noche de las pesadillas está el trabajo de mucha gente, no sólo de la dirección musical de Elisenda Carrasco, Josep Prats e Ignacio Nieto, de la dirección de escena de Ignasi Tomàs, ni de la música de Álex Martínez o el texto de Marta Buchaca, sino de la participación de muchos chavales, los verdaderos protagonistas, y profesores de casi un centenar de centros. “Son 500 niños, de entre 8 y 12 años, de diferentes colegios de Castilla y León los que intervienen en cada función, lo que significa que pasarán por el escenario de la Sala Sinfónica del Auditorio unos 3.000 en total; así que lo que supone Cantania desde un punto de vista pedagógico y de desarrollo de los niños es genial”, valora Villafruela, quien conoce bien cómo han evolucionado desde los inicios, cuando empezaron con una única actuación. “Noto que los muchachos cantan mejor ahora y que los profesores estamos más motivados, pues la celebración de Cantania durante estos años ha supuesto un apoyo muy fuerte para los profesores de música, y a su cobijo han nacido proyectos en conjunto muy interesantes”, asevera la profesora.

   En cuanto a la labor preparatoria Villafruela cree que de alguna forma es “la de siempre”, o sea “un trabajo muy serio relacionado con el canto y el movimiento escénico”, lo que para ella posee una serie de ventajas muy claras, como el hecho de que “potencia el que los niños centren la atención y valoren el trabajo que hacen”.

   Cantania empezó con los directores de Barcelona, de donde proviene la idea, y sin embargo ahora lo dirige gente de aquí, pues la profesora considera que “se les está pasando el testigo”.

   Conchi Villafruela, cuyo colegio interviene el día 29, con niños de edades entre 11 y 12 años, no quiere concluir sin dejar de contar una anécdota, que supone un síntoma clarificador del grado de implicación que existe ante este proyecto. “En el ensayo general previo, que hicimos en el colegio, tuvimos la suerte de que, por mediación de mi alumna de prácticas, nos visitara la soprano Angélica Tébar, que es fantástica, y vino para darles ánimos, consejos y arroparles”.

Foto: Nacho Carretero

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