El concierto se celebró el pasado 29 de agosto y, pocos días días después, el Concertgebouw ya lo había subido a su canal de Youtube, donde todavía no tiene demasiadas visualizaciones. Un anciano Bernard Haitink dirige la Séptima sinfonía de Bruckner al frente de la European Union Youth Orchestra, la EUYO, conjunto que este año ha pasado por una gran crisis que puso en duda su financiación. Todo el concierto es fabuloso y me ha resultado fascinante de principio a fin, hipnotizado por las ilusionantes caras de tantos jóvenes de talento observar cada mínimo gesto de Haitink -uno de los pocos grandes maestros de la dirección orquestal que nos quedan-, con el mayor respeto y dulzura de carácter. La versión es sutil, sutilísima, y está llena matices que, en ocasiones, ni se perciben porque la grabación se ha tomado, lamentablemente, demasiado baja en volumen. Son excepcionales las actitudes de maestro y orquesta y profundamente emotivos todos los gestos de Bernard Haitink, de principio a fin, quizás porque percibimos con cierta preocupación sus limitaciones físicas. Tiene 87 años. La sutil lucha del maestro ante la obra, sus delicados movimientos y dificultades, su semblante sereno y, a veces, incluso risueño y, sobre todo, su tierno gesto con la concertino al final del concierto...
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