ALE solicita la implementación de un subsidio público para todos los artistas intermintentes con cargo a la Administración.
El Mundo de la Música vuelve a paralizarse. La última noticia nos llega desde Oviedo, cuya temporada de ópera ha tenido que, en principio retrasarse, a la espera de saber si se podrá llevar a efecto la función de Madama butterfly de Puccini prevista inicialmente para el 9 de noviembre pero que desde el anuncio de cierre por parte del Gobierno del Principado de Asturias de todos los auditorios y teatros, corre peligro de cancelación justo cuando la producción se encontraba en sus últimos momentos de ensayo. Un video de Ainhoa Arteta mostrando la desazón de los miembros del reparto es otro capítulo más de una situación que está llevando a importantes músicos de nuestro país a una situación límite.
Ahora es el Sindicato de Artistas Líricos de España [ALE] el que, en un comunicado, no acepta «que haya sectores a los que se les permita seguir funcionando sin público y a nosotros, no». En su nota de prensa, la entidad exige, ante la decisión de interrumpir su actividad, la creación de una Cláusula de Salvaguarda Artística que garantice, por una parte, una compensación económica por cada contrato cancelado, y por otra, la implementación de un subsidio público para todos los artistas intermintentes con cargo a la administración «que ayude a soportar este nuevo parón de la actividad, teniendo en cuenta que la gran mayoría de los artistas llevan meses sin trabajar, muchos en paro desde hace tiempo y sin poder acceder a las ayudas anunciadas en mayo, algunas de las cuales, como las compensaciones o indemnizaciones por contratos cancelados, siguen, siete meses después, sin llegar. ¡AYUDAS PARA TODOS Y QUE, EFECTIVAMENTE, NADIE SE QUEDE ATRÁS!», explica el comunicado. En opinión del sindicato, los artistas de este país «no podemos permitirnos un nuevo parón en nuestra actividad. Urgimos que se implementen mecanismos que garanticen nuestro derecho al trabajo bajo unos criterios uniformes, terminando con la incertidumbre y desconcierto que provocan decisiones contradictorias y cambiantes en espacio de horas, dependiendo de la Comunidad Autónoma de la que se trate. Los responsables políticos deben entender que los artistas tenemos un trabajo intermitente y, en la gran mayoría de los casos, de movilidad, y que cada cancelación repentina no sólo nos deja sin percibir los honorarios de nuestro trabajo, sino que ya ha supuesto una inversión previa en desplazamientos, hospedaje, preparación de cada obra, etc., con cargo a nuestro bolsillo y que sólo amortizamos si ese contrato se realiza», concluye
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