Crítica: Juraj Valcuha dirige «Ariadne auf Naxos» de Richard Strauss en el Teatro Comunale de Bolonia

Un magnífico espectáculo

Por Magda Ruggeri Marchetti
Bolonia. 20-III-2022. Teatro Comunale. Ariadne auf Naxos [Richard Strauss / Hugo von Hofmannsthal]. Dorothea Röschmann [La Primadonna (Arianna)], Daniel Kirch [Il Tenore (Bacco)], Olga Pudova [Zerbinetta], Tommaso Barea [Arlecchino], Mathias Frey [Scaramuccio], Vladimir Sazdovski [Truffaldino], Carlos Natale [Brighella], Victoria Karkacheva [Il compositore], Markus Werba [Un maestro di musica], Cristiano Olivieri [Un maestro di ballo], Riccardo Fioratti [Un parrucchiere], Maurizio Leoni [Un lacchè], Paolo Antognetti [Un ufficiale], Franz Tscherne [Il maggiordomo], Nofar Yacobi [Najade], Adriana Di Paola [Driade], Chiara Notarnicola [Eco]. Orquesta del Teatro Comunale. Director de escena: Paul Curran. Director musical: Juraj Valčuha.

   El fracaso del primer proyecto de 1912, que ponía en música la comedia de Molière Le bourgeois gentilhomme seguida de la ópera Ariadne auf Naxos, convenció a Strauss y a Hofmannsthal a preparar otra versión, que se representó en Viena en 1916 con gran éxito. La nueva producción del Teatro Comunale de Bolonia con el Teatro La Fenice de Venecia y el Teatro Massimo de Palermo, pone en escena esta última versión que consta de un prólogo donde un rico señor quiere divertir a sus invitados representando una comedia bufa y una ópera seria simultáneamente. El compositor está desesperado, pero Zerbinetta halla una solución: los comediantes serán una compañia que llega a la isla de Naxos y consolarán a Arianna abandonada por Teseo: Nadie parece conseguirlo, pero llega Bacco, ambos se enamoran y Zerbinetta comenta que todo nuevo amante parece siempre un dios.

   Paul Curran, el pluripremiado director de escena que ha montado óperas en los principales teatros europeos y americanos, en Bolonia ha sabido resolver el contraste entre la comedia bufa y el espectáculo de tema mitológico, lo nuevo y lo antiguo, situando la acción entre bastidores con el siempre atractivo juego del teatro dentro del teatro. Sabe actualizar perfectamente la obra sin traicionarla y subrayar con la ayuda del escenàografo y figurinista Gary McCann, el contraste entre el vestuario barroco de la ópera seria con el moderno de los otros personajes. La escenografía nos sitúa en los preparativos de una fiesta de gala en un blanco salón noble con altas puertas acristaladas, donde pululan camareros con bandejas, cantantes, bailarines y técnicos. Dos amplios vanos a la derecha se abren a ulteriores estancias de donde traen baúles de la compañía teatral y dos altos cajones que se abren como camerinos. En la segunda parte vemos elementos arquitectónicos de jardín clásico sobrevolados por nubes, todo ello exaltado por la sapiente iluminación de Howard Hudson.

   Para los melómanos la máxima atracción es sin embargo la maravillosa música de Richard Strauss, y hemos tenido la fortuna de disfrutar de la dirección de Juraj Valčuha, experto del repertorio mitteleuropeo, que conocemos por haber dirigido muchas veces la orquesta del Teatro Comunale de Bolonia en óperas y concietos sinfónicos, ciudad en que inició en 2006 su carrera italiana con La bohème poco después de haberse estrenado con la Orchestre National de France. Posteriormente ha dirigido las orquestas más prestigiosas , ganando en 2018 el premio Abbiati como mejor director. A partir del próximo mes de junio será Music Director de la Houston Symphony Orchestra. También en esta ocasión su lectura es refinada y subraya los diferentes motivos de la partitura con cuidado de los detalles, obteniendo de la orquesta del Comunale un magnífico sonido y respondiendo perfectamente a los retos que plantea la música de Strauss, y como siempre los instrumentistas hacen gala de una profesionalidad ejemplar.

   Óptimo el cast, con cada componente perfectamente adecuado vocal y dramáticamente a su rol. Dorothea Röschmann borda a la perfección tanto la caprichosa primadonna como la desesperada Arianna. Su voz de timbre cálido y notable volumen supera con facilidad también las notas altas. El tenor Daniel Kirch dibuja un Bacco que transmite seguridad y fuerza con voz de sobrada proyección sin problemas en las ascensiones al agudo del duo final con Arianna. Olga Pudova es una Zerbinetta moderna y pizpireta que canta con esmerado fraseo, buena emisión y sólida proyección e interpreta brillantemente su larga intervención solista «Groβmachtige Princessin». Óptima prueba también la de la mezzosoprano Victoria Karkacheva, sin duda el personaje más importante del prólogo, desesperada al ver que su ópera no se estrena con la debida solemnidad. Exhibe una bella voz de notable volumen superando sin dificultad las notas altas. Markus Werba, con bella voz baritonal, es el maestro de música que intenta resolver las dudas del Compositor. Cristiano Olivieri interpreta el maestro de baile en un rol sobre todo de presencia escénica. Impecables las intervenciones de las cuatro máscaras capitaneadas por Zerbinetta: Tommaso Barea como Arlecchino, Mathias Frey Scaramuccio, Vladimir Sazdowski Truffaldino y Carlos Natale Brighella. Magistral la actuación vocal y escénica de las tres ninfas que acompañan a Arianna: Najade de la soprano Nofar Yacobi, Driade de la mezzo Adriana Di Paola y Eco de la soprano Chiara Notarnicola. Los restantes cantantes, Riccardo Fioratti, Maurizio Leoni y Paolo Antognetti, cumplen correctamente su rol, incluído Franz Tscherne, el Maggiordomo, que no canta y transmite solo verbalmente las órdenes de su dueño. El público aplaudió repetidamente a toda la compañía, con la ovación más larga para Olga Pudova.

Fotos: Margherita Caprilli