Por Albert Ferrer Flamarich
Barcelona. 9/IX/16. Festival "Ferran Sor". Escola Joan Llongueres-Teatre Regina. Obras de Albéniz, Coste, Giuliani, Sor, Turina y Domeniconi. Aniello Desiderio, guitarra.
La importancia y éxito de la I edición del Festival Sor en Barcelona sobrepasan las expectativas para un certamen novel, sobre todo convocado a principios de septiembre tras la oleada de propuestas veraniegas y justo antes del arranque de las temporadas estables de orquestras y teatros. En este sentido hay que felicitar la gestión que ha logrado un eco en los medios poco común (incluso en televisiones locales y nacionales) para informar de un evento que, a lo largo de seis días, ha sabido combinar con éxito la fórmula de masterclass y conciertos. Sin, duda llenar las sesiones diarias para estudiantes ya posee un mérito enorme para un entorno como el barcelonés con abundantes propuestas culturales pero escasa incidencia social. Pero además convocar un aforo estimable en cada uno de los seis conciertos nocturnos revela que, si no hay contrariedades logísticas y económicas, el certamen tiene campo para crecer, cuanto menos, para mantenerse. Y, sobretodo, posee herramientas para reivindicar una de las parcelas creativas, la guitarrística, de una figura de ámbito europeo como Ferran Sor que llevó el instrumento más allá de la marginalidad y del entorno popular en los inicios del siglo XIX a los salones gracias a estudios, tratados y obras. A la par que otros contemporáneos de la primera mitad del siglo XIX como Mertz, Matiegka, Giuliani o Lhoyer, la aportación de Sor a la literatura para las seis cuerdas es la de un legitimador como instrumento de concierto aunque el gran mérito fuera de Miquel Llobet (sin olvidar el espectro de su maestro, Francisco Tàrrega) décadas después. Es decir, figuras catalanas no suficientemente reivindicadas en un entorno cultural amnésico –cuando no ignorante y acomplejado- de su propia huella histórica. Por si fuera poco, el festival ha contado con exposiciones de instrumentos y el muestrario de luthier tomando el modelo de otros festivales internacionales.
El quinto programa del ciclo, a cargo del extraordinario intérprete Aniello Desiderio, acercó al público a glorias para el instrumento tanto desde la transcripción como desde las obras creadas ex professo como la excepcional Sonata Op. 61 de Turina, bordada con un idiomatismo apabullante. Desiderio es un intérprete versátil con una sofisticación técnica evidente, apabullante, que le permite recrear pasajes de virtuosismo extremo como la Koyunbaba Op. 19 de Carlo Domeniconi -aún con ligeras molestias en su mano izquierda- y lograr matices tímbricos de una sutileza e inteligencia paradigmáticas en las archiconocidas transcripciones Asturias y Sevilla de Albéniz. A su vez es un intérprete cuya garra permite ofrecer un amplio espectro dinámico, lo que incluye crescendi de fiereza percusiva como en pocas ocasiones se puede percibir en directo. Sin duda, la transparencia en la texturación y la nítida articulación se suman al enorme gusto en el trabajo de los armónicos, sentido del color y una musicalidad al alcance de pocos con las seis cuerdas que da relieves maestros a las obras. Su actuación, sin partitura, fue previa a la masterclass que ofreció la mañana siguiente y a la actuación de los alumnos por la noche, cerrando un ciclo que no sabemos si en lo económico ha sido rentable o deficitario, pero en lo artístico ha logrado un impulso y calidad más que loables. Hasta el próximo año.
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