Andrew Gourlay e Isabelle Faust, esta semana con la Sinfónica de Castilla y León

Un Schumann infrecuente con la violinista Isabelle Faust

   Un reportaje de Agustín Achúcarro
“Yo creo que este es un concierto que va a agradecer mucho el público, porque es clásico, con la Sinfonía Nº34 de Mozart, que resulta un soplo de aire fresco; el Concierto para violín en re menor de Schumann, que no se toca mucho y en el que interviene la violinista Isabelle Faust, que lo interpreta con un Stradivarius y que es una experta en este compositor; y la Sinfonía Nº2 de Brahms que es un clásico”, así ve la violinista de la OSCyL Iuliana Muresan el programa que interpretan los días 26 y 27 en el Auditorio de Valladolid.

   El estar dentro de la orquesta le da a Muresan una perspectiva diferente con respecto al público, y el hecho de que ella sea violinista le provoca una curiosidad especial el Concierto para violín de Schumann. “Que yo también toque ese instrumento hace que empieces a mirar todo lo relacionado con la solista con detenimiento: qué violín y que arco tiene, qué postura adopta, cómo emplea el vibrato... En realidad te fijas en toda su técnica, desde ese punto de vista concreto y desde la expresividad que logra, lo miras al microscopio, lo disfrutas y lo agradeces”, asevera Muresan.

   La forma de tocar de Isabelle Faust tiene para la violinista de la OSCyL un calificativo: “¡Es estupenda!”, a lo que añade que “no es una persona prepotente y resulta tímida” y se ha implicado de tal forma que “les ha ayudado mucho con su gran musicalidad”. La violinista de la OSCyL opina que Faust tiene una forma muy característica de interpretar la partitura de Schumann: “Toca este concierto con ciertos tintes barrocos y sabe desenvolverse con facilidad ante un concierto que es raro que se toque, pero que es dinámico, romántico y realmente muy bello, por lo que creo que los resultados serán estupendos”.

   Con la sinfonía de Brahms la OSCyL se enfrenta a una obra que pertenece a su repertorio, de hecho la han programado en ocho ocasiones, siete dentro de su temporada, y la última vez ha sido el año pasado en León, Ávila y Salamanca. Al interpretarla de nuevo Muresan siente “agradecimiento por volver a tocarla”. “Adrew Gourlay (el director titular) nos pide que moderemos el romanticismo, sin tanto vibrato, y nos frena algo en una sinfonía que llega al corazón”.

   Un programa sobre el que Muresan asevera lo siguiente: “Este tipo de conciertos lo espera y lo agradece el público, que conoce esas obras, y debemos colocarlos entre otros programas más modernos, máxime si se puede contar con una solista como Isabelle Faust”. A lo que suma el hecho de que “ha sido una semana estupenda de ensayos, con un trabajo formidable”, y por eso cree que “se notará en el concierto”.

   Opiniones que le llevan a reiterar la importancia del tipo de obras que afronta la OSCyL en este concierto. “Ahora existe la moda de tocar mucho a Mahler o Shostakóvich, en el último Festival Enescu la única orquesta que programó a Haydn fue la Filarmónica de Viena con Bychkov, y en cierta forma se ha olvidado algo este repertorio, que yo añoro, al que se necesita volver, pues es muy bueno para el fraseo de la orquesta”. De hecho -prosigue Muresan- nos ocurre algo muy curioso y es que tras tocar tanto a compositores como los que antes he citado, que exigen mucha técnica, muchos sonidos en forte, te ves ante una sinfonía de Mozart y te sorprende, porque nos oímos y tenemos que estar muy pendientes del arco, de la articulación y nos sentimos un poco desnudos”.

   Por eso la violinista insiste en que “este repertorio es muy beneficioso para la orquesta”, y tras decirlo se detiene un momento, sonríe y añade que “realmente todo lo que tocan está muy bien para ellos”.