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Alejandro Villar ofrece un recital de flauta de pico en el Museo de Bellas Artes de Oviedo dentro del ciclo de música antigua Sonidos de la Historia

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Autor: Javier Labrada
9 de abril de 2015

DE PASEO POR LA HISTORIA

Por Javier Labrada
Museo Bellas Artes de Oviedo. 9/04/2015. Ciclo Sonidos de la Historia, solista Alejandro Villar, obras de Diego Ortiz, Jacob Van Eyck, Phlipp Telemann, Narcisse Bousquet, Maki Ishii y anónimas.

   Tras un concierto dedicado al laúd renacentista y otro al arpa de dos órdenes, el ciclo de música antigua Sonidos de la Historia nos brindaba el pasado jueves un programa dedicado a la flauta de pico. Con Alejandro Villar como intérprete se proponía al público un concierto no solo de música antigua, sino también barroca, romántica y contemporánea. Todo un viaje a través de ocho siglos de historia de la música el que, sin duda, mereció la pena embarcarse.

   Villar, que además de músico es profesor en el Conservatorio de Gijón, quiso continuar durante toda la noche con la labor docente que debe realizar en las aulas. Regalando al público concisas e interesantes explicaciones sobre las piezas interpretadas y sobre la importancia de su instrumento en la historia. Intercalar las intervenciones musicales con las verbales es algo que ya había hecho Sara Águeda el pasado concierto de este ciclo y también es, a su vez, una excelente iniciativa que permite al público no solo disfrutar de la música que escucha sino también, al menos en parte, comprenderla.

   Para abordar el programa Alejandro Villar hizo uso de numerosos tipos de flautas. De este modo empleó un aulós, o flauta doble, para interpretar la primera “estampida”: “Tierche Estampie Roial”, en la que ya demostró su dominio del instrumento, que fue constante durante toda la noche.

   La segunda pieza, escrita en el siglo XIV fue también una “estampida”, pero esta vez de origen italiano en lugar de francés. Obra que, inspirada en un modelo vocal, servía al programa para ir situándonos más cerca del estilo renacentista que llegaría con la siguiente obra, una composición anónima. A estas alturas del concierto Alejandro ya había demostrado sobradamente el dominio que tiene sobre su instrumento, así como su afán por buscar extraer siempre la expresividad de las partituras. No obstante, la mejor parte llegaría con “Wat Zalmen op den Avond doen”, una composición de “Jacob Van Eyck”, un músico neerlandés, referencia en el mundo de la flauta de pico, que trabajó como carillonero en la catedral de Utrecht. En esta obra Eyck extrae uno de los temas que debía tocar al carillón y se propone ir variándolo, aumentando cada vez más la complejidad de las páginas. Una pieza, en definitiva, tan agradable de escuchar como difícil de tocar, pero en la que Alejandro Villar consiguió hacer gala de una gran solvencia, remarcando además el tema principal sobre el que se iban construyendo las variaciones con la intención de hacerlo más fácilmente reconocible.

   Metidos de lleno en el barroco el concierto continuaba con la “Fantasía n8 en Mi menor” de Telemann, quien es quizás uno de los músicos más conocidos de entre los incluidos en el programa. La fecha de su composición, el siglo XVIII supone quizás un punto de inflexión para la presencia de la flauta de pico en el mundo de la música, de donde fue siendo relegada por otros instrumentos de viento y desapareciendo casi totalmente en durante los periodos clásicos y románticos, en los que fue casi totalmente relegada por el resto de instrumentos de viento. No obstante de este periodo quedan obras como el “Estudio n3” (año 1851) de Narcisse Bousquet, que en sus pocas páginas ya consigue impregnarnos de todo el espíritu de la música romántica que en este caso resuena en una flauta de pico, algo que no deja de ser poco habitual. Villar hizo uso entonces de todo un arsenal de matices, demostrando así las posibilidades de su instrumento dentro de ese tipo de repertorio.

  

   Para terminar tocaba llegar a la contemporaneidad con “Black intention” de Maki Ishii, una pieza que viene a ejemplificar el resurgir vivido por la flauta de pico durante el siglo XX. En este caso la interpretación derrochó carácter y arrojo, cualidades muy necesarias para abordar el crescendo que precede al final de la primera parte de la obra, que culmina con un poderoso golpe de gong.

  Ya como propina volveríamos a la época barroca de la mano de Bach con su “Partita para flauta sola BWM 1013”, que resultó ser el broche ideal para un programa tan lleno de variedad como el presentado este pasado jueves.

  Aún queda un concierto para finalizar el ciclo Sonidos de la Historia, el debería ser de asistencia obligada para todos aquellos interesados no solo en escuchar música antigua, sino también en comprenderla.

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