La Voz de Asturias (Martes, 18/1/2011)
El director milanés Aldo Ceccato es uno de los más reputados maestros del mundo de la dirección musical. El pasado martes (18/1/11) presentó a las 18:00 horas, por primera vez en España, en el auditorio del Conservatorio de Oviedo (CONSMUPA), su libro sobre las sinfonías de Beethoven que, bajo el título de "Beethoven duemila", propone una actualización del corpus sinfónico del músico de Bonn. Tras Oviedo, el director milanés presentará el libro en Barcelona y Madrid.
- Ya ha presentado su libro por buena parte de Europa. ¿Cómo está siendo la acogida?
- Hace escasos días pude presentarlo en Génova, donde levantó mucha expectación, y se dio una fluida e interesante discusión en torno a mis aportaciones en el libro. Hasta el momento estoy muy satisfecho con su acogida. Tras Oviedo, lo presentaré en Madrid y Barcelona. Me gustaría que mi libro fuese una provocación en el contexto musical mundial.
- ¿Qué ha pretendido al escribirlo?
- Con él, trato de reconciliar a Beethoven con los instrumentos modernos. En su época, había determinados instrumentos como trompas y trompetas que no podían hacer todos los sonidos, cosa que desesperó a Beethoven, que fue el primer romántico y necesitaba unas formas de expresión sonora más amplias. Cuando leemos sus cartas, podemos ver su sufrimiento por no poder escribir lo que realmente quería.
- ¿Ha llegado a cambiar las sinfonías tanto como lo hicieran Wagner o Mahler?
- No he cambiado ninguna nota original de Beethoven, al que he respetado totalmente. Tan solo me he dedicado a actualizar los instrumentos que, en aquella época, estaban bastante limitados técnicamente. Es algo que Wagner y Mahler trabajaron en alguna sinfonía, y de manera incompleta. Bajo la inspiración de estos dos grandes genios, yo he querido extenderlo a todas las sinfonías. En el fondo, se trataba de hacer justicia con Beethoven. Próximamente haré lo mismo con las sinfonías de Schumann y Schubert.
- ¿Cuál es su opinión sobre la formación de nuestros jóvenes músicos?
- En la actualidad ha bajado bastante el nivel respecto al pasado. En algunos países de Europa hay una ley que prohíbe a los grandes músicos que forman parte de las orquestas, dar clase en los conservatorios. Esto tiene una consecuencia muy negativa en su formación, porque evita que músicos de gran nivel puedan compartir su gran experiencia con los jóvenes
- ¿Cómo ve a nuestras jóvenes orquestas?
-Me entusiasma trabajar con gente joven. Recientemente he estado en Milán trabajando con algunos músicos, y me he dado cuenta de que tenían bastantes carencias musicales. Por el contrario, en países como Dinamarca o Estados Unidos, las orquestas sinfónicas juveniles tienen una formación óptima.
- ¿Qué le queda por hacer a alguien de su experiencia?
- A lo largo de mi vida, se puede decir que, dentro del mundo de la música lo que conseguido prácticamente todo. He dirigido a mas de 120 orquestas, en 35 países diferentes, he conocido y trabajado al lado de los más importantes músicos como Serkin, Celibidache, Stern, Karajan o Arrau, dirigido a las mejores orquestas del mundo, como la Orquesta de Cleveland, la Filarmónica de Berlín o Filarmónica de Viena, pero lo que más me interesa de la vida es la propia vida, el amor y la naturaleza.
- ¿Qué piensa cuando dicen de usted que es una leyenda de la dirección?
- Es un poco exagerado. Soy una persona mucho más sencilla que eso. Prefiero pasar dos días en una ciudad tan agradable y humana como Oviedo que dos años en Nueva York, una ciudad que no es humana, en la que los rascacielos casi parecen pies de dinosaurio. Por mi parte, adoro la naturaleza y la dimensión humana. Siempre me han gustado las personas y la naturaleza. Cada mañana, cuando estoy en mi casa de Bérgamo y abro la ventana, para mí sigue suponiendo una gran sorpresa observar la belleza de la naturaleza. Y esto es algo que me sucede desde hace 44 años: cuando me casé.
- Es una manera de alejarse de la vida
- El mundo de la música clásica y el mundo en general, hoy en día es enormemente superficial. Por desgracia, la vida no es sincera. En la sociedad falta cultura y sensibilidad, y sobra interés y dinero.
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