Alberto Martín es el director artístico del Festival Pórtico de Zamora y del Domo Musical que, durante el mes de julio, acercará a la Catedral de Zamora a artistas de la talla de Paul O'dette, Agnieska Budzinska-Bennett o el dúo formado por Jacques Ogg y Wilbert Hazelzet.
¿Cómo surgió la idea de realizar Domo Musical?
El ciclo Domo Musical celebra este año su segunda edición. Surgió como una iniciativa del Cabildo Catedral, que pretendía buscar una actividad que ayudara a difundir el patrimonio histórico artístico de la propia catedral a través de una actividad de cierta relevancia. En la primera edición realizamos un ciclo corto de tres conciertos, que repetimos este año, durante tres viernes de julio, los días 11, 18 y 25.
¿Cómo resultó la edición del año pasado?
Un nuevo ciclo siempre es una aventura, pero creo que se cubrieron sobradamente las expectativas que tenía el Cabildo y se cumplieron sus objetivos.
¿Hábleme de los conciertos?
La filosofía de la programación es la de realizar una serie de recitales, dentro de una atmósfera íntima que va bien con la idea de ubicar los conciertos en lugares no demasiado habituales para escuchar. De esta forma, también contribuimos a difundir el patrimonio histórico artístico de la Catedral de Zamora. Hay otra característica interesante, como es la hora en la que se realizan los conciertos. Todos están programados para las 22:00 horas. Los asistentes entran al concierto de día y disfrutan de él por la noche, con una iluminación apropiada que contribuye a crear una atmósfera especial dentro de la catedral. Es una experiencia estética muy atractiva. El 11 de julio nos visitará Paul O'dette, que tocará un programa precioso dedicado a Bach y el laúd, con transcripciones que él mismo ha realizado para laúd barroco. También visitará la catedral Agnieska Budzinska-Bennett, la directora del Ensemble Peregrina, un conjunto afincado en Basilea que suele grabar para el sello Glossa. Su Ensemble ya visitó el Festival Pórtico de Zamora en su edición de 2007, pero esta vez viene sola para interpretar Lamentos de la Edad Media, con un repertorio que va del siglo IX al XIV. Se acompañará de una sinfonía, que es un instrumento parecido a la zanfona medieval. Creo que es un concierto que, para la atmósfera que busca el Cabildo, resulta ideal.
Y el 25, el dúo formado por Jacques Ogg y Wilbert Hazelzet
Sí, concluimos con instrumentos como el clave y traverso, y un programa centrado en los hijos de Bach que han titulado “Música desde el alma”. Un aspecto importante del ciclo es que los espacios donde se realizan los conciertos no se conocen hasta que se entra por la puerta de la catedral. Suponen una sorpresa para el espectador.
¿Cómo ha resultado la pasada edición del Festival Internacional de Música Pórtico de Zamora?
Estoy muy satisfecho porque ha sido un éxito rotundo, tanto en lo que se refiere al resultado artístico como en afluencia de público, hasta el punto de que se agotaban las entradas de los conciertos días antes de cada cita. Es un ciclo en el que, sobre todo, se trabaja el nivel musical. Además, contamos con una sala de conciertos tan especial como San Cipriano, que es un tempLo que ya se ha retirado del culto pero que es un entorno espectacular como sala de conciertos.
¿Cómo se creó el Pórtico?
Es un festival que ya tiene un cierto recorrido, ya que va a cumplir 13 años. Lo fundamos un grupo de amigos. Antes de llegar nosotros, el festival estaba vinculado a la Semana Santa, con la idea de hacer una serie de conciertos previos a la celebración. En el 2002 coincidimos un grupo de grandes aficionados a la música y preparamos un proyecto para convertirlo en un festival internacional. En la actualidad y a pesar de la crisis, seguimos contando con el apoyo autonómico de la Junta de Castilla y León y entidades como la Fundación Iberdrola, lo que nos permite seguir manteniéndonos. También colaboramos con el Ministerio de Cultura a través del Centro Nacional de Difusión Musical, por medio de Antonio Moral. En la pasada edición, preferí reducir el número de conciertos para mantener el nivel de calidad. Hace unos años se celebraba durante dos fines de semana y ahora lo concentramos todo en uno, aprovechando las mañanas y las noches. Es un mecanismo que incluso favorece que se concentre todo el público. Hay que saber adaptarse a la realidad de los tiempos.
Fotografía: Obispado de Zamora
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