Crítica del disco Poems without words de Albert Guinovart, editado por Sony Classical
Más piano de Guinovart
Por Albert Ferrer Flamarich
Guinovart: 5 poemas para piano. 24 preludios para piano, 5 nocturnos y Tre ninne nanne. Albert Guinovart, piano. SONY 19658815852 DDD 71 minutos
Hace unos meses el sello Sony publicó una nueva grabación con la obra para piano de Albert Guinovart (Barcelona, 1962), bautizado Poems without words. El título ya evidencia el predominio del lirismo, la evocación y la emotividad de las cuatro obras recogidas, en cuyo trasfondo se percibe una larga y variada escuela pianística del siglo XIX que va desde Chopin, Schumann o Brahms hasta Granados, Albéniz, Liszt, Scriabin o Rachmaninov. De esta manera se amplía el legado de Guinovart añadiéndose a la grabación de la ópera Alba, a sus dos conciertos para piano y orquesta y al disco Nocturno. Precisamente, ahora cinco nocturnos se añaden a la colección manteniendo la fidelidad al idioma habitual del compositor y pianista catalán. Es decir, se alejan de la especulación tímbrica y armónica, a la par que se basan en un torrente melódico rematado por aquellos giros cadenciales que le otorgan el sello fácilmente identificable de Guinovart. Con ello logra una emotividad contemplativa y templada servida por una construcción donde generalmente la mano derecha tiende a un cantabile prolongado, lírico; mientras la mano izquierda acompaña este tipo de arias, con un ritmo y contrapunto añadidos al tejido armónico siempre transparentes y de una densidad polifónica nunca abusiva ni tampoco superficial. Un buen ejemplo es Nocturno a Eulalia, compuesto en 2020, que toma temas de la conocida sintonía del culebrón televisivo Nissaga de poder convertidas en pieza de concierto.
Desgraciadamente, las notas de carpeta contienen más literatura que sustancia musical y no aportan nada como guía de audición en la asimilación de los rasgos distintivos del estilo y peculiaridades de las composiciones. De hecho, la dejadez documental en favor de la retórica y la poesía estéril llega al punto de que ni siquiera se indica el año de composición de ninguna de las obras. Un hecho que nos hace clamar ante la necesidad urgente de elaborar un catálogo actualizado, documentado y comentado con un mínimo de rigor sobre la obra y personalidad creativa de Guinovart, en tanto que autor y arreglista.
En este sentido, el disco no informa de los orígenes ni motivaciones de las cuatro obras reunidas: 5 poemas para piano, los 24 preludios para piano, 5 nocturnos y Tre ninne nanne. Los 24 preludios, por ejemplo, los escribió y difundió por redes sociales durante el confinamiento de la pandemia de 2020. Por este motivo y dadas las limitaciones de difusión de estas redes sociales, cada uno duran alrededor de un minuto. En conjunto combinan un cierto bagatelismo con la disciplina técnica como ejercicios prácticos, pasando por todas las tonalidades desde el infrecuente inicio en si mayor hasta el do mayor del último preludio. Unos alinean lirismo, distensión y el preciosismo cantabile mientras que otros destacan por una rítmica más alambicada y de dificultad acrobática, de considerable fuerza física para extraer agilidades y sonoridades poderosas en efectos percusivos, fortísimos y variedad en los diferentes tipos de ataques dentro de una estética romántica (o neorromántica, mejor dicho). Una estética asociada a Guinovart y que, a menudo, es vehiculada con desarrollos contemplativos pero orgánicamente distintos en el carácter y la modulación. En resumen, se trata de un disco que proporciona un estimable placer musical y que él mismo interpreta con la solvencia de quien se mantiene como uno de los mejores pianistas nacionales de nuestros días.
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