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AINHOA ARTETA: 'ESPERO QUE MI VOZ NO ME DÉ MÁS SUSTOS'

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Autor: Alejandro Martínez
11 de octubre de 2012
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A la espera de su paso por Zaragoza, donde la próxima semana ofrecerá un  recital dedicado al lied y la canción española, organizado por la Sociedad Filarmónica de Zaragoza y el Auditorio de esta ciudad, entrevistamos a la soprano tolosarra Ainhoa Arteta.  La artista, que luce una agenda de lo más apretada para las próximas semanas, (viene de cantar en París y en Madrid y en las próximas semanas ofrecerá recitales en Zaragoza, Málaga, Bilbao, Jaén, Alicante, Valencia, Sevilla, Logroño, Guadalajara y un largo etcétera de compromisos), habla para CODALARIO con la convicción de una mujer de ideas claras, ilusionada por estar viviendo uno de los momentos más dulces de su carrera, que asume desde la sensatez profesional.

- El ciclo "Amor y vida de mujer" de Schumann, con el que abrirá su recital en Zaragoza, nos relata la historia del amor de una mujer por su esposo, desde que se conocen hasta que muere. De modo parecido, ¿está usted en un momento en el que cabe mirar ya con perspectiva todo el trabajo hecho hasta ahora y todo lo que está por venir? ¿Está en su mejor momento?

- Me encuentro en un buen momento, en un momento cómodo, tanto vocal como emocional y anímicamente. Y quizá es por eso por lo que me he decidido a incluir este ciclo de Schumann en mis recitales. No soy una cantante afín al repertorio alemán, pero llevaba tiempo buscando interpretar este ciclo y llevo un año preparándolo. Estoy contenta de poder interpretarlo en Zaragoza.

- Durante estos últimos años viene debutando y consolidando papeles del Verdi maduro, como Desdémona en Otello o Amelia/María en Simon Boccanegra.  El siguiente rol verdiano de enjundia es la Elisabetta del Don Carlo, que debutará este año en Oviedo. Al abordar este repertorio, ¿descarta ya roles más líricos como Traviata? ¿Y descarta papeles como Leonora, a medio camino entre lo dramático y lo lírico?

- No. En el caso de  Leonora, no sé si la descarto o la contemplo, porque de momento ni me la planteo. No sé si sería para mi vocalidad. Creo que es más para una dramática de coloratura. Por ahora estoy afrontando papeles que considero que son de soprano spinto, que es hacia donde se va dirigiendo mi voz y donde más cómoda se encuentra. Aunque cada papel siempre es un nuevo reto para la voz y estos son pasos que hay que dar con mucha cautela. El instrumento es uno y es el que tenemos, y a mí ya me dio un susto, espero que no me dé un segundo. Para eso están también los sustos, para aprender que a la voz no hay que obligarla sino que hay que escucharla. Y así voy haciendo poco a poco aquello a lo que responde. En ocasiones también te da alguna sorpresa, cuando te responde mejor de lo que pensabas. Hay que ir con cautela.

- ¿Cómo se llega a decidir si se puede o no debutar un rol como Elisabetta?

- Primero, trabajando el papel con la gente de confianza con la que has estudiado y te preparas habitualmente. Y centrando en un principio la atención en las partes más complicadas, con una escritura vocal más exigente, para ver si tu voz puede con ello. Después hay que pensar cómo debes equilibrar la voz durante todo el rol, sobre todo en papeles donde hay una orquestación fuerte, una intensidad vocal. En papeles largos, más allá de su dificultad de tesitura, también hay que saber dosificar el esfuerzo. Quizá eso sea lo más interesante de la carrera de un cantante, ese aprendizaje de la propia voz para que te dé el máximo sin fatigarse.

- Mencionó antes el repertorio spinto hacia el que se va orientando su voz. Ya interpretó el rol de Manon Lescaut. ¿Piensa también en papeles como Tosca, Adriana o Fedora, que fueron los grandes personajes en la madurez como spinto de sopranos líricas en origen, como Freni o Scotto?

- Sí, de hecho, la Adriana ya está programada. Tosca está a la vista... Pero no descarto que pueda hacer alguna Traviata todavía. Sin duda sería una Traviata más sólida y más madura que la que podía ofrecer hace algunos años.

- Comentaba también que su repertorio más familiar no es el alemán, pero quizá se haya planteado en algún momento roles de Strauss que podría encajar con su vocalidad, como Arabella, Ariadne o la Marsicala de Rosenkavalier, ¿ha pensado en ellos?

- Sí, por supuesto, pero son papeles que requieren cierta especialización y también que los teatros te los ofrezcan y se comprometan a rodear tu debut con ellos de las circunstancias ideales. Pero no los descarto, desde luego. Confío en estar todavía muchos años en activo y poder llegar a roles que me aporten algo nuevo. Lo más apasionante de esta carrera como cantante es el estudio constante de nuevas partituras.

- La pasada temporada la pudimos ver por fin cantando en el Teatro Real, en Cyrano de Bergerac con Plácido Domingo, en un debut tan tardío como esperado y celebrado. Fue un momento especial y muy simbólico en su trayectoria, ¿no es cierto?

- Sí, así es. Las circunstancias fueron, por un lado, difíciles, porque era un rol complicado y tenía poco tiempo para revisarlo. Lo había hecho ya en San Francisco, pero hacía más de un año de eso. Pero por otro lado tuve ayuda emocional y comprensión por parte de todos, desde el director de escena a Pedro Halffter, y luego llegó Plácido. La verdad es que fue una circunstancia muy especial. Yo tenía firmado el debut en el Real con el Don Giovanni y fue una grata sorpresa, algo inesperado, porque Donna Elvira es algo más coral, y en cambio el de Roxane es un papel casi coprotagonista con el de Cyrano y... fue un bombón, una ocasión irrepetible.

- Mencionábamos antes a Freni o a Scotto como ejemplos de sopranos líricas que evolucionaron en su madurez hacia un repertorio spinto, donde se hicieron referenciales. ¿Son de algún modo su modelo ellas dos, quizá junto a algún otro nombre?

- Pues ha dado en clavo, porque son las que más suelo escuchar y tener como referentes a la hora de revisar el repertorio. Son referentes, sin duda. No se trata de escucharlas continuamente, porque involuntariamente tiendes a imitar sus sonidos y sus maneras, se trata de tener la referencia de cómo abordaron esos papeles para después hacerlos tuyos, porque tu instrumento tiene su color, tiene su sonido... Pero sí, es verdad que son un referente para mí, tanto Freni como Scotto. A esta última además procuro verla, además de escucharla, porque era sin duda un animal escénico. También escucho mucho a Montserrat Caballé o a Victoria de los Ángeles. Y lo bonito y grandioso de esto es que escuchas las cuatro, cinco o seis versiones distintas de la misma obra y todas son distintas, todas te aportan algo nuevo. Es magnífico que en nuestra profesión una misma obra se pueda defender de tantas formas distintas. Por eso a un aficionado no le importa escuchar doscientas veces La Boheme, con cantantes distintos, porque de alguna manera siempre van a sentir algo distinto.

- ¿También escucha a la aragonesa Pilar Lorengar?

- Hombre, mi Pilar Lorengar... Por supuestísimo.

- ¿Injustamente olvidada?

- Lo ha dicho usted, no lo quería decir yo, pero sí, creo que ha sido y es, porque está ahí presente todo su trabajo, una de las grandísimas voces que ha dado España. Y verdaderamente en nuestro país no ha tenido el eco que debería. En Alemania sin embargo es una cantante muy considerada. Grandísima la Lorengar.

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