La gran soprano española vuelve a subirse a un escenario arropada por su amigo, el tenor Ramón Vargas y el pianista Javier Carmena
Era una de las citas más importantes del año lírico español y no ha defraudado. La ansiada vuelta de Ainhoa Arteta a los escenarios ha dejado ayer noche uno de los conciertos más emotivos de la actual temporada. El escenario elegido fue el Teatro de la Zarzuela, coliseo que la gran artista tolosarra considera como su casa. Arteta estuvo acompañada en escena por su gran amigo, el tenor Ramón Vargas, con un teatro lleno a rebosar y volcado con la soprano española con más poder de convocatoria del presente, una artista histórica que vuelve a cantar en público tras haber superado una grave enfermedad. El recibimiento no pudo ser más cálido y emotivo. Por su parte, Arteta se presentó en el coliseo de la calle de Jovellanos con un repertorio de canciones españolas e hispanoamericanas que hizo las delicias de los asistentes, un concierto que ha sido confeccionado con la debida prudencia, pero que ha dejado ver una sólida recuperación lírica que hace a los aficionados ser optimistas en la plena recuperación de su estado vocal. Sobre el escenario, la soprano estuvo en todo momento arropada por Vargas, con quien la cantante mantuvo una preciosa complicidad. Ambos estuvieron acompañados al piano por Javier Carmena. «Me ha apoyado mucho en los peores momentos», explicó Arteta al público en un momento del concierto, refiriéndose a su amigo Ramón Vargas, quien también participó a un gran nivel lírico durante toda la velada, mostrando siempre el fraseo de alta escuela que lo han convertido durante años en un tenor de referencia en el circuito internacional.
Fotos: Elena del Real / Teatro de la Zarzuela
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