Crítica: Ute Lemper en la 25 Semana Internacional de la Música de Medina del Campo

LEMPER Y SU PERSONALIDAD

   Por Agustín Achúcarro
Medina del Campo. Auditorio Municipal. 10-11-16. LAST TANGO IN BERLIN. Ute Lemper, voz, Vana Gierig, piano, y Víctor Hugo Villena, bandoneón. Obras de Hollaender, Monnot, Weill, Piazzolla, Brel, Schultze, Ferré.

   La cantante Ute Lemper dejó claro que es una de esas intérpretes que imponen su personalidad sobre las obras, de tal manera que por encima de todo prima su manera de afrontarlas y dejarlas marcadas por su impronta. Desde esa perspectiva es de valorar su capacidad para la improvisación, su facilidad para pasar de un estilo a otro, y conseguir renacer en cada una de sus interpretaciones. Dicho esto, desde otro punto de vista, se puede  reseñar que a veces exageró el gesto y los sonidos abiertos en exceso y prevalecieron los “parlatos” en relación al canto. Lemper fue en todo caso un espectáculo en sí misma, incluso cuando acentuó lo ya comentado como en Avec le temps, en donde no se planteó dejar al espectador que asumiera desde la música la desolación, sino que se la lanzó en toda su crudeza. En su recorrido por la música de Weill, Monnot, Piazzolla, Schultze, Brel o en su Homenaje a Pablo Neruda pareció que la mejor Lemper surgía allí donde dejaba un hueco para la melodía intimista, como ocurrió en Lili Marleen. Interpretó Lola con un llamativo desparpajo, mientras afrontaba con destreza el “scat”. Todo lo que puede suponer la figura de  Lemper quedó patente en su Die Moritat von Mackie Messer de Weill. A su lado estuvieron al piano Vana Gierig, un músico polivalente, y al bandoneón Víctor Hugo Villena, que estuvo sensacional, con una impresionante interpretación de Ne me quitte pas. La artista, a la que no le favoreció una amplificación excesiva, al comienzo del concierto hizo alusiones al reciente triunfo en las elecciones a la presidencia de E.E.U.U. de Donald Trump, algo que dijo que la había dejado en estado de “shock”.