Por Silvia Pujalte
11 / 10 / 2014. Barcelona. Pabellón de Sant Rafael del Recinto Modernista de Sant Pau. Canticles, de Britten. Adrian Thompson, Iain Burnside, Hugo Bolívar, Cristina Segura, Jordi Sabata, Paco Rodríguez y Esther Piñol.
El sábado pasado se cerró el LIFE Victoria 2014 con la interpretación de los Canticles de Benjamin Britten. Los protagonistas de la velada fueron el tenor Adrian Thompson y el pianista Iain Burnside, acompañado el primero por los tres cantantes del LIFE New Generation Artists (Hugo Bolívar, Cristina Segura y Jordi Sabata) y el trompa Paco Rodríguez y “sustituido” el segundo por la arpista Esther Piñol.
Canticles es una obra compleja. Es compleja su gestación a lo largo de casi treinta años, como lo es su interpretación; es compleja de programar, porque al dúo habitual de cantante y pianista hay que añadir cinco solistas que sólo participan en una de la piezas cada uno. Y es compleja también para los oyentes, no hay margen para distracciones. Esta introducción intenta explicar por qué es tan meritorio que el LIFE Victoria, un festival con sólo cinco conciertos (uno de los cuales es el de alumnos de las masterclasses), dedique uno de ellos a programar los Canticles de Britten. Meritorio y acertado, hay partituras que no tendrían que guardarse en un cajón tanto tiempo. Si además los resultados artísticos son buenos, como es el caso, felicidad completa.
Los Canticles son de hecho cinco obras independientes, todas ellas muy espirituales y dedicadas en algunos casos a la memoria de un amigo. Los cuatro primeros están inspirados en diferentes episodios del Antiguo y el Nuevo Testamento, compuestos por Britten a partir de textos de Francis Quarles el primero, Edith Sitwell el tercero y T.S. Eliot el cuarto y el quinto, mientras que el texto del segundo pertenece a uno de los Misterios de Chester. El tenor es quien lleva el peso de la obra, acompañado al piano en cuatro de los cinco Canticles; la dificultad de contar con tres solista más para cantar determinadas partes de la obra se solucionó en este caso con elegancia, dando espacio nuevamente (después de que actuaran como “teloneros” en los conciertos previos) a los tres cantantes del LIFE New Generation. Así compartían el escenario la veteranía de Thompson y la juventud de Hugo Bolívar, Cristina Segura y Jordi Sabata.
Previamente a la interpretación de cada Canticle, Enric Martínez-Castignani leyó la traducción al catalán del texto correspondiente, una buena iniciativa que no se acabó de redondear poniendo además a disposición del público estas traducciones y los textos originales en inglés para seguirlos durante la interpretación; tratándose de una obra vocal, no es un detalle menor.
Adrian Thompson fue un muy buen intérprete de los Canticles y así lo mostró ya desde el primero, “My beloved is mine and I am his”, un fragmento del Cantar de los Cantares de Salomón. Algunas notas graves inaudibles y algunos agudos tirantes al largo de la obra quedaron sobradamente compensados por una interpretación muy segura, intensa y expresiva y con una dicción muy clara. La calidad de su acompañante, Iain Burnside, es indudable, aunque el piano fue el más perjudicado por la acústica de la sala; el Pabellón de Sant Rafael del Recinto Modernista de Sant Pau no es el mejor auditorio (aunque la percepción depende mucho de la situación del oyente, precisamente porque no se trata de una sala de conciertos) y el piano sonó a menudo poco nítido en la posición en la que nos encontramos.
En el segundo Canticle, “Abraham e Isaac”, Thompson estuvo acompañado por el contratenor Hugo Bolívar, que cantó la parte de Isaac; si bien su voz no es demasiado grande su canto es muy musical y las dos voces se conjuntaron perfectamente; con ellos disfrutamos de los momentos más líricos de la noche, la preciosa partitura que Britten escribió para una historia tan terrible. No menos angustiossos son los versos del Canticle III, “Still falls the rain”, un relato de la crucifixión de Cristo. Thompson, acompañado por el trompa Paco Rodríguez, emocionó con su intensidad. En la cuarta de las piezas, "The Journey of the Magi", la mezzosoprano Cristina Segura y el barítono Jordi Sabata se añadieron a Adrian Thompson para cantar los tres reyes en una obra de mucha dificultad; bien Cristina Segura, menos acertado Jordi Sabata, que quizá arrastraba todavía la afección de garganta que no le había permitido cantar en el recital del día anterior.
Decíamos antes que Esther Piñol “sustituía” a Iain Burnside; Britten escribió el quinto y último Canticle en 1974, cuando sufría una ligera parálisis en una mano como consecuencia de la operación de corazón a la que se había sometido el año anterior. Britten ya no podía acompañar a Pears al piano y eligió otro instrumento, el arpa, para que acompañara al tenor en el último Canticle; con el enigmático texto de "The Death of Saint Narcissus" acabaron el recital y el LIFE Victoria 2014. Ahora, hasta el año que viene; nos ham prometido que habrá una tercera edición.
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