Los BBC Proms de Londres son ante todo una fiesta de la música, una larga celebración con un marcado acento british, en la que tanto importa la propuesta musical como el ambiente en la sala, en el gigantesco Royal Albert Hall. Nos desplazamos allí para disfrutar de la segunda jornada del Anillo wagneriano que Barenboim recreaba hace unos días con su Staatskapelle de Berlin. Disfrutamos así de una Walkiria impresionante, aún con su altibajos.
Lo más sobresaliente fue sin duda la batuta del maestro israelí, que extrajo de la citada Staatskapelle una gradación de matices casi infinita, amén de un sonido netamente teatral, grandioso. Barenboim ha logrado que la formación berlinesa funcione como lo que es ya hoy, una de las formaciones más importantes del mundo, capaz de codearse en ciertos repertorios con las Filarmónicas de Berlín y Viena, la orquesta del Concertgebouw o la Staatskapelle de Dresde, entre otras agrupaciones que se sitúan más allá del sobresaliente en su ejecución. En su día ya dedicamos unas líneas a valorar la dirección que plantea Barenboim sobre Die Walküre con motivo del Anillo del pasado otoño en la Staatsoper de Berlín, también allí, por tanto, con la misma orquesta con la que se presentó en Londres.
Lo cierto es que Barenboim consigue una recreación de las que no se olvidan fácilmente. Haciendo pie en un fraseo emocionante, lleno de énfasis, de contención, de teatralidad en suma, su batuta consiguió una labor tan comunicativa que prácticamente olvidamos estar ante una versión en concierto. Como decíamos antes, la cantidad de matices y gradaciones dinámicas que buscó con su ejecución no se escuchan con demasiada frecuencia. Cabe añadir, como dato anecdótico, que Barenboim dirigió todo el tiempo con la partitura sobre su atril, si bien ni siquiera la abrió en el transcurso del primer acto.
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