Sus lecciones sobre dirección musical y filosofía de la música publicadas en el canal de Youtube de la Fundación Gustavo Bueno le han convertido en poco tiempo en una de las actuales referencias del mundo de la música. Vicente Chuliá, que a su labor como director de orquesta y compositor une la de filósofo materialista, ha venido realizando en los últimos meses un inmenso trabajo pedagógico en torno a la dirección de orquesta y la filosofía de la música, abordando con gran profundidad y desde las coordenadas del materialismo filosófico de Gustavo Bueno algunas de las más importantes cuestiones relacionadas con estos campos. Su libro Manual de filosofía de la música, publicado el año pasado por la editorial Pentalfa, ha sido el primer paso de un largo e intenso proceso que está teniendo continuidad con un interesantísimo curso de dirección orquestal impartido en una serie de videos que se pueden consultar en el citado canal de Youtube. «El músico que no canta es un impostor», explica Chuliá en una de sus lecciones. «Enrique García Asensio es el mejor director técnico de la actualidad. Su maestría a la hora de enseñar esta técnica no tiene precedentes. Es, digamos, desde un punto de vista gnoseológico, el mejor director de orquesta actual. Otra cuestión es que naturalmente hay otros grandes directores de orquesta que son grandes músicos y han sido grandes analistas», explica en el video titulado «Sergiu Celibidache - Anacrusa y figuras básicas», en el que da una verdadera lección sobre el arte de la dirección orquestal de Celibidache. El discurso de Chuliá no es fácil ni apto para músicos superficiales o carentes de formación filosófica. Se nutre del materialismo filosófico y su sistema de ideas, un terreno enormemente fértil pero que requiere un fuerte compromiso con la formación de quienes pretenden llegar a comprender en su totalidad sus interesantes reflexiones que, como buen discípulo de Bueno, no evitan la polémica. «La figura del director de orquesta en nuestra sociedad de hoy se ha convertido en algo grosero, inadmisible e intolerable. Tal y como funciona la ontología de la dirección de orquesta a nivel general, lo mejor que podría ocurrir es que desapareciese».
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