/Ramón Tebar es el director musical de la Palm Beach Symphony, de la Florida Grand Opera y del Festival Musical de Santo Domingo, en República Dominicana. El pasado 25 de abril debutó en el Teatro del Liceo de Barcelona acompañando en concierto a Angela Gheorgiu y Saimir Pirgu. Tebar es uno de los jóvenes directores españoles de más interesante trayectoria de la actualidad. Artista de ideas claras y bien definidas, habla para nuestra revista de su trabajo en las temporadas líricas y sinfónicas de Estados Unidos y de cómo está afectando la crisis económica al modelo gestor actual, tanto al americano como al europeo.
Hábleme de su orquesta en Estados Unidos, la Palm Beach Symphony
Se trata de una orquesta de mediano tamaño, que tiene un presupuesto anual de dos millones de dólares. Se formó hace 40 años y no cuenta con una plantilla estable, sino que varía dependiendo del repertorio que programemos, que va, de la música de cámara hasta los grandes conciertos sinfónicos. En definitiva, estamos ante una formación variable que puede ir de los 25 músicos hasta los 100, según las circunstancias. Tenemos 6 conciertos de abono al año y otros conciertos extraordinarios. En total, hacemos unos 10 o 12 conciertos por temporada. Es un modelo de orquesta que cada vez se está imponiendo más en EEUU. Es similar a la Orquesta de San Luis. Cada programa se adecúa al sitio donde tocamos. Ofrecemos conciertos dedicados a Bach, Vivaldi o Piazzolla, con 30 músicos, y otros que incluyen un repertorio más ambicioso. El último concierto de la pasada temporada concluyó con la Quinta sinfonía de Tchaikovsky y el Carnaval romano de Berlioz, con una orquesta de 95 músicos. Además está otro factor importante, como es el de los lugares donde ofrecemos conciertos. Tocamos en 5 lugares diferentes. De todos ellos, el Kravis Center, con alrededor de 2000 localidades es el más importante. También hay salas más pequeñas, como el Flagler Museum o la Sociedad de las Cuatro Artes, que tiene unos 700 asientos. Ya ve que en las características de los conciertos influyen varios factores.
¿Le parece que el público estadounidense es conservador?
Para nada. Nuestra orquesta sinfónica pertenece a un nuevo modelo de orquesta. No estamos ante un tipo de conjunto sinfónico tradicional, que toca todas las semanas en el mismo sitio con la misma plantilla. Palm Beach es una de las ciudades más conservadoras y tradicionales de los Estados Unidos –Hemos ofrecido conciertos en la sala del club de Donald Trump- y sin embargo el público se adapta a toda clase de repertorio y a cambiar de sala en cada concierto. Cuando programamos obras pertenecientes a un repertorio conocido suelen ser un éxito, pero también resultan bien los conciertos en los que programamos obras contemporáneas. La mezcla entre lo tradicional y lo contemporáneo también funciona. Con la Florida Grand Opera abrimos la temporada con una ópera escrita en los años 70, titulada A Electra le sienta bien el luto, de Marvin David Levy. Es una ópera que se encargó para la inauguración de la nueva sede del Metropolitan Opera House de Nueva York, en el Lincoln Center, junto con Antonio y Cleopatra de Barber. Para nosotros supuso otro éxito artístico de público. Creo que el público americano no es conservador, sino que lo que busca es la calidad. Mientras tenga coherencia y haya calidad y la presentación valga la pena, es un público abierto.
¿Cómo se financian?
De forma totalmente privada. El gobierno ni siquiera llega al 2 por ciento de la financiación de las instituciones en las que trabajo. Debido a la crisis que está sufriendo EEUU, en la Florida Grand Opera hacemos cinco títulos al año. El Gobierno de EEUU practicamente no apoya ningún tipo de arte y los patrocinadores privados han retirado mucho dinero e incluso cerrado muchas orquestas. Fíjese que incluso se habló de cerrar la Orquesta de Filadelfia y la de Detroit. Ahora sucede algo parecido con la de Minnesota, que llevaba 18 meses cerrada. Al final han podido sobrevivir porque la orquesta ha aceptado un recorte salarial del 15 por ciento.
Hay muchas instituciones estadounidenses que lo están pasando mal
En EEUU se ha llegado al límite de muchas orquestas y temporadas de ópera. La Ópera de San Diego, con un presupuesto de 18 millones de dólares, ya ha anunciado que va a cerrar. Es un escándalo porque se dice que podría sobrevivir, pero que aún así, deciden cerrar para mantener la dignidad artística de la temporada. Han hecho cálculos y afirman que en 4 años no van a poder seguir. Una temporada como la de Miami, donde Pavarotti hizo su debut en América, con la Sutherland, tras la crisis, hemos pasado de un presupuesto de 25 millones de dólares en el 2006, a 11 en esta temporada. El apoyo privado se ha venido abajo, y es ahí donde las programaciones van a tener que cambiar para poder sobrevivir. Ahora estamos en el nivel más bajo, por lo menos en EEUU. De hecho, orquestas como la de Cleveland o la Filarmónica de Nueva York están buscando recursos en otras ciudades. La de Cleveland, por ejemplo, está buscando residencias en ciudades como Miami, donde trabaja un mes al año. La Filarmónica Nueva York acaba de firmar con Santa Bárbara, para ser residente durante mes y medio, porque Nueva York no está aportando lo que la orquesta necesita para trabajar como los últimos 40 años.
¿Ha notado usted este cambio?
Hace tres temporadas tenía previsto dirigir una Tosca en Pamplona, Valladolid y Jerez, en el Teatro Villamarta, con un gran reparto en el que estaban nombres como Carlos Álvarez, Ángeles Blancas y Aquiles Machado, y con un mes de anticipación, se canceló la obra en estas tres temporadas. Es un poco como el cambio climático. Estaba pasando y no nos dábamos cuenta. No podemos esperar a que los gobiernos actúen. En el 2006, cuando nos fuimos al nuevo teatro que nos han construido, que es el segundo teatro más grande de EEUU después del Lincoln Center de Nueva York, para nosotros supuso una gran deuda, porque los teatros no son de nuestra propiedad y tenemos que pagar un alquiler. Con los 11 millones que tenemos esta temporada para la Florida Grand Opera, esta temporada he decidido donar mi caché para dirigir la última producción de Thais, que se está poniendo en escena durante estos días. Lo he tenido que hacer porque veo cómo está el panorama actual. Mis colegas en la orquesta de Minnesota, una de las diez mejores de EEUU, que acaba de ganar un Grammy, se ha recortado el...
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