Una entrevista de Álvaro Cabezas | @AlvaroCabezasG
Lleva tan solo seis meses en el cargo de gerente de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla [ROSS] y ya ha desplegado usted una actividad destacable en los medios de comunicación, dando conferencias antes de los conciertos de abono, haciendo las entrevistas a los artistas invitados de la orquesta para el nuevo canal de la misma, dando ruedas de prensa y dirigiendo campañas sociales... ¿Cómo ha vivido estos últimos meses y qué pretende hacer con la orquesta en los próximos años?
Para mí la ROSS es una institución que siempre he admirado y respetado y bajo la que he crecido y evolucionado como artista. Tener la oportunidad de tomar decisiones de calado en ella es un reto que me ha hecho vivir estos meses con muchísima ilusión como músico y como sevillano. Durante estos meses he conocido a fondo la empresa, cómo está constituida, cómo está de salud y he empezado a desarrollar hacia dónde quiero dirigirla para que sea una orquesta de referencia a nivel internacional.
Consultando su currículum parece que usted ha recibido una gran formación musical y que tiene una larga experiencia al respecto, pero que no había estado tan enfocada a la gestión económica de una entidad tan importante como la Sinfónica de Sevilla.
A mi entender, el músico en el siglo XXI es un estereotipo muy diferente al músico decimonónico que era sobretodo artista, y el ámbito empresarial y económico estaba muy separado de la actividad cotidiana. El músico actual debe ser más versátil y estar muy al corriente del tema empresarial, comercial y económico, lo que confiere un perfil del artista con una formación mucho más holística y completa. Estoy curtido en la gestión empresarial, y considero que no debe existir una desvinculación entre estos dos ámbitos.
Muy pocos saben que usted fue asistente de Pedro Halffter en el propio Teatro de la Maestranza.
En Hansel y Gretel fui director musical y con esta producción tuvimos el honor de recibir el Premio a la Calidad e Innovación en Orientación y en Formación Profesional del Ministerio de Educación. Creo que fue a partir de ahí cuando me llamó Pedro Halffter circunstancialmente para una producción de Busoni, y tras esta vinieron otras como La bohème de Puccini y La traviata de Verdi. Fueron grandes experiencias que me abrieron de alguna forma el camino hasta llegar donde estoy.
¿Qué ha hecho con los muchos proyectos culturales en los que estaba usted involucrado con anterioridad a sus nuevas responsabilidades?
Desde que fundé el Conservatorio Profesional de Sanlúcar la Mayor, mi primer proyecto cultural, he tratado de difundir e impregnar la música en la sociedad sevillana y andaluza con otros proyectos culturales y educativos que siempre formarán parte de mi pasado. Este bagaje pienso que ha sido decisorio en mi elección como director gerente de la ROSS. He aprendido mucho de todos los proyectos que he creado y desarrollado y creo además que son una gran aportación en el ámbito cultural. Para mí es un logro y un orgullo que sigan hacia delante aunque yo no esté en primera línea de batalla. Mi prioridad es la ROSS, a la que me debo en exclusiva, pero mi educación personal y moral me hace sentir vinculado y satisfecho de que estos proyectos anteriores avancen, y estaré siempre atento a su desarrollo y crecimiento.
-¿Cuáles son sus referentes musicales? Antiguos y actuales.
No suelo verme reflejado en músicos pretéritos como referentes musicales. En cualquier caso destacaría la figura de J. S. Bach que considero el inicio de toda mi carrera. Soy más de referentes con los que he podido convivir y de los que he aprendido directamente. Mi principal referente es Leonid Sintsev, que fuera catedrático del Conservatorio Superior de San Petersburgo, con quien estudié los últimos cinco años de mi carrera de piano y que me transmitió los pilares sólidos en los que están basados mis conocimientos musicales. Admiro también profundamente al maestro Andrea Licata, mi otro gran referente musical, con quien coincidí en el Teatro de la Maestranza y que me llevó como asistente por diferentes teatros del mundo. Con él pude conocer a fondo el mundo de la ópera.
¿Y su mayor experiencia musical hasta ahora? Tanto como espectador cómo como intérprete.
Una experiencia sublime para mí fue cuando toqué como invitado por el Conservatorio Superior de San Petersburgo en memoria de mi fallecido profesor Sintsev, representando a una parte de sus alumnos españoles. Para la ocasión elegí la música de Albéniz, haciendo un guiño a un regalo que él me hizo cuando yo era estudiante: él ensayaba en la sala para un concierto y yo entré de puntillas, me senté al final del auditorio vacío y cuando me vio empezó a tocar Córdoba. Esta obra es la que yo interpreté en su homenaje y fue mi manera de devolverle todo su cariño de esos cinco años.
Y como público también tengo que volver a mencionar a Sintsev. Fue cuando le conocí en Juventudes Musicales de Torroella de Montgrit, en Girona. Era alumno de piano de una profesora del Conservatorio Santa Cecilia de Roma. Un profesor titular de ese curso enfermó y a última hora vino otro, uno de nacionalidad rusa (Sintsev) que no estaba anunciado. Al escuchar a Sintsev en su concierto de presentación fue cuando me di cuenta del sonido que yo quería conseguir en el piano y que la música sería definitivamente mi vida.
Háblenos de su faceta como compositor y díganos, si es posible, qué le parece la situación en que se encuentra la composición contemporánea.
Soy consciente de que mi faceta como compositor es menos valorada. Es por ello por lo que uno de mis propósitos como director gerente es potenciar la figura del compositor y los encargos de música española contemporánea, sobre todo de jóvenes talentos andaluces. En la próxima temporada estamos estudiando la posibilidad de que tenga un puesto destacado el estreno de compositores nacionales.
Sustituye en el puesto a Remedios Navarro que estuvo como gerente de la orquesta desde 2004 a 2016, a Rafael Soto que se ocupó de las cuestiones económicas y administrativas desde entonces y al propio John Axelrod que fue consejero delegado durante un corto periodo de tiempo. Usted ha sido elegido en el tercer concurso que convocaba la orquesta para su gerencia. Queda pendiente aún la elección de un director musical que guíe en el plano artístico a la formación. ¿Sabe algo de ese proceso? ¿Qué espera de él?
La elección de un director titular propiciará el devenir de la orquesta en las próximas dos o tres temporadas, por lo tanto, es un proceso muy serio que debe ser muy consensuado y reflexionado y además se debe dar con el maestro con el que todos estén seguros y contentos. Mi intención es que sea un maestro que sepa sacar la calidad que tiene la plantilla y empoderar a estos músicos para que los lleve a las máximas cotas de calidad artística. El proceso está ya en vías de redacción, se trabaja en el consejo de administración para poder sacar este concurso y tener un director titular y artístico lo antes posible.
Uno de los primeros compromisos que ha adquirido con la plantilla es la creación de una comisión de programación. ¿Cómo va ese asunto?
El consejo de administración me encomienda la gestión de la programación de la próxima temporada. La intención es que esta sea más heterogénea y mire a diferentes perspectivas, tanto en mejora de la calidad artística de la plantilla interpretando obras de cierto bagaje y dificultad, así como que se oriente a la creación de nuevos públicos, proyectos educativos y dirigidos también a un plano económico. Propuse que la programación no solo fuera llevada por una persona, sino por una comisión lo más equitativa posible en todos los aspectos donde se contaría además del director gerente, con el jefe de producción, el director honorario, el director del Teatro Maestranza y tres representantes de la plantilla. Ese modelo es muy interesante dando respuesta a todos los intereses que pueda tener una programación. Estamos preparando esa reunión de la comisión para empezar a trabajar cuanto antes.
Hay varios asuntos que deben ser tratados para la mejora de las condiciones laborales de la orquesta, que ha sufrido numerosos recortes durante la última década y que tiene aún pendiente el concurso para la plaza de concertino con carácter indefinido.
Ese proceso debería haber culminado en diciembre, después de casi 14 años con la plaza desierta. Afortunadamente, durante ese tiempo ha sido cubierta con dos grandes músicos de gran nivel como son Éric Crambes y Paçalin Zef Pavaci pero es importante que esta plaza tenga la estabilidad que necesita la plantilla. Debido a la pandemia, el proceso de selección se ha tenido posponer hasta el próximo mes de julio cuando espero que sea cubierta definitivamente.
Por otro lado, ahora estamos trabajando en el presupuesto de 2021 en pro de que las condiciones de los músicos sean las óptimas para que su trabajo se haga con frescura y la normalidad necesaria. Queremos que estén reconocidos como los grandes profesionales que son.
¿Qué le diría a los melómanos de Sevilla en relación con la presente temporada?
La temporada ya comenzó en septiembre y hemos sido respaldados por el público que ha ido agotando las localidades que había, aún con reducción de aforo. Intentaremos mantener la programación que se ha hecho desde el principio, y para ello se están estudiando fórmulas para que no haya que reducir la plantilla de los conciertos sinfónicos. Espero también que el público sienta que estamos trabajando duramente para que tengan el repertorio que se presentó en su día.
Además, este año que cumplimos nuestro 30 aniversario hemos tenido el nombramiento de Michel Plasson como director honorario, que disfrutaremos seguros del hacer de este gran maestro.
Es usted cofrade de Sevilla y padre de familia numerosa. ¿Marca esa condición para el desarrollo de una labor profesional como la suya?
Ser padre de familia numerosa es una fuente de energía inagotable y además, ahora que ya van creciendo, me van dando opiniones que me ayudan a acercarme al público joven. En cuanto a mi condición de cofrade me gusta llevar esa sevillanía a una empresa andaluza que tiene que vivir e impregnarse de las tradiciones. El hecho de ser cofrade me ayuda a tener la posibilidad de entender la sociedad que nos acoge y la oportunidad de que la empresa que dirijo se alinee con nuestras tradiciones y gustos.
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