Montserrat Caballé ha fallecido en la madrugada de este sábado en el Hospital Sant Pau de Barcelona a la edad de 85 años. La gran soprano española, una de las más importantes cantantes que ha dado la historia de la música, estaba ingresada desde el pasado septiembre por una dolencia en la vesícula que padecía desde hace años y de la que había sido operada en varias intervenciones quirúrgicas. Está previsto que el funeral se celebre el próximo lunes 8 de octubre al mediodía en el tanatorio de Les Corts de Barcelona y el velatorio será este domingo a partir de las 14.00 horas en el mismo centro.
El Teatro Real acaba de anunciar que dedicará a la soprano española la función de Fausto de esta noche «como homenaje simbólico a su grandeza». En su nota de prensa, el coliseo madrileño califica a Caballé como «una de las más brillantes de la historia de la interpretación lírica universal». El Teatro de la Zarzuela también dedicará la función de Katiuska de hoy a la gran soprano española, a la que considera «Una de las embajadoras más emblemáticas del género lírico español, llevando la zarzuela a cada rincón del mundo», según un comunicado emitido esta misma tarde. Por su parte, el Teatro del Liceo de Barcelona ha expresado su pésame por el fallecimiento de la soprano y le «dedicará las funciones de I puritani que inauguró ayer la temporada del Liceo».
Después de sus primeros pasos, en los años 50, en el Teatro Fortuny de Reus, de sus actuaciones en la compañía del Teatro Municipal de Basilea entre 1956 y 1960, y del contrato con la Ópera de Bremen a partir de ese año, la fulgurante carrera internacional de Montserrat Caballé despegó en Nueva York, cuando en 1965 sustituyó a Marilyn Horne en el papel titular de Lucrecia Borgia, de Donizetti, en el Carnegie Hall. Al término de la primera aria el público le dedicó una ovación de veinte minutos y al final de la función comenzaba su meteórica trayectoria artística por los más importantes teatros de ópera de Europa y América: La Scala de Milán, Metropolitan de Nueva York, Staatsoper de Viena, Royal Opera House de Londres, Ópera de París, Liceu de Barcelona, Teatro de la Zarzuela de Madrid, Bolshoi de Moscú, Teatro Colón de Buenos Aires, Óperas de San Francisco, Hamburgo y Munich, etc., y por los festivales de Salzburgo, Aix-en-Provence, Orange, Glyndebourne, Pesaro o Verona.
El repertorio de Montserrat Caballé es inmenso. Con cerca de 90 diferentes papeles operísticos, no tiene rival en su tesitura, en el mundo de la lírica. Es igualmente prolijo su catálogo discográfico, con más de 80 títulos, la mitad de los cuales son óperas completas.
Antes de su eclosión internacional, Caballé interpretó diferentes roles en los teatros de Basilea y Bremen, desde las heroínas de Verdi y Puccini hasta Arabella o Salomé, de Richard Strauss. Con el paso de los años su carrera se fue conformando en torno a una pequeña nómina de compositores cuyo repertorio fue profundizando y perfeccionando hasta lograr sus indelebles interpretaciones de Gioachino Rossini, Luigi Cherubini, Vicenzo Bellini, Gaetano Donizetti, Giuseppe Verdi, Giacomo Puccini, Francesco Cilea o Jules Massenet.
En Madrid debutó en 1967 con La traviata y Manon, esta última compartiendo escenario con Alfredo Kraus. Posteriormente vendrían, en el Teatro de la Zarzuela, las interpretaciones de tantos de sus grandes roles: Elisabetta (de Robert Devereux), Cio-Cio-San, Norma, Adriana Lecouvreur, Maria Stuarda, Leonora, Semiramide, Ermione, Maddalena (de Andrea Chénier), Silvana (de La fiamma, de Ottorino Respighi), Elisabetta (de Don Carlo) o la reina protagonista de Sancia di Castiglia, de Donizetti, uno de los compositores al que dedicó una devota atención como intérprete, investigadora y divulgadora. El público de Madrid también ha sido testigo de sus raras y emocionantes incursiones en el repertorio germánico, dando vida a Salome, de Richard Strauss, o a Isolde y Sieglinde, de Richard Wagner.
Como solista ha cantado con las más grandes orquestas y los directores más reputados de la segunda mitad del pasado siglo, como Herbert von Karajan, Leonard Bernstein, Carlos Kleiber, Sir John Barbirolli, Zubin Mehta, James Levine, Claudio Abbado, Seiji Ozawa, Riccardo Muti, Sir Georg Solti, Sir Colin Davis, Carlo Maria Giulini, etc.
Además de su excelencia como intérprete, Montserrat Caballé ha hecho una meticulosa y entusiasta investigación deL repertorio lírico olvidado o casi desconocido, como Armide de Gluck, Les Danaïdes de Salieri, Saffo de Pacini, La Vestale y Agnese di Hohenstaufen de Spontini, Hérodiade de Massenet, Medea y Démophon de Cherubini, Ermione e Il viaggio a Reims de Rossini, Sancia di Castiglia de Donizetti y La Fiamma de Respighi. Algunos de estos títulos son hoy frecuentes en los escenarios operísticos merced a su curiosidad y su trabajo pionero como divulgadora de nuevas partituras. Es igualmente conocida su predilección por estudiar las obras con ediciones facsímiles, para poder apreciar todas las notas del compositor.
Además de su ingente repertorio en el dominio de la música clásica, la curiosidad de Montserrat Caballé le ha llevado a explorar otros tipos de universos sonoros, de la mano de algunos importantes artistas como Freddie Mercury o Vangelis.
Caballé fue reconocida con numerosos premios y condecoraciones internacionales, incluyendo la Orden de Isabel la Católica, Commandeur des Arts et des Lettres de Francia, Académica de Honor y Medalla de Oro de la Academia de las Letras, Ciencias y Artes de Italia. Fue, desde 1974, Embajadora de Buena Voluntad de las Naciones Unidas.
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