Una entrevista de Aurelio M. Seco | @AurelioSeco
La Fundación Eutherpe es una de las instituciones europeas más importantes de su campo, uno de esos raros privilegios que nuestro país puede ofrecer al mundo como ejemplo a seguir. Decenas de jóvenes artistas españoles han tenido su primera oportunidad en la Fundación Eutherpe, y aprendido gracias a ella de la mano de los más prestigiosos artistas. Reconocida por el Parlamento Europeo, la entidad trabaja desde su sede en León para potenciar el talento de nuestros más jóvenes y destacados músicos. Su nombre es sinónimo de criterio, calidad humana y brillantez organizativa. Hemos hablado con Margarita Morais, la artífice de este milagro pedagógico y artístico, presidenta de la institución y alma mater de un proyecto único, de enorme valor para España.
Usted es pianista. Hábleme de sus estudios en Roma. ¿Por qué Roma y con qué medios contó para poder estudiar allí? ¿Cómo se desarrolló su trabajo?
Al terminar la formación del noviciado, comenzábamos la etapa de juniorado dedicada al estudio profesional que debíamos desarrollar después y que dependía de nuestros deseos, facultades, preparación y las necesidades que tenía la Congregación en aquel momento, dedicaba, en gran medida, a la enseñanza en numerosos colegios. Así, a mí me enviaron a Roma para estudiar en el Pontificio Instituto de Música Sacra, que depende del Vaticano. Estaba situado en la Plaza Santo Agostino, junto a la Plaza Navona. Recuerdo que el primer día de clase, subí por aquellas escaleras de caracol nerviosa y emocionada. Mientras, los pianos, órganos, cantos gregorianos y polifonías inundaban el enorme edificio. Por aquella escalera, junto a mí, subía y bajaba gente que cantaba o hacía ejercicios de entonación. Había estudiantes de casi todo el mundo y los nombres de los maestros que me indicaban como profesores, por su categoría en el saber y sus éxitos, me impresionaban mucho. Eran personas con carreras muy sólidas, conocidos y admirados dentro y fuera de Italia: Bartolucci, Renzi, Aprea, Cardin, Viglianelli, Tosati…
No veía el momento de encontrarme con ellos y, a la vez, pensar que estas personalidades iban a ser mis maestros, me producía un cierto hormigueo, respeto, emoción y mucha responsabilidad. De Domenico Bartolucci recuerdo que no llevaba nunca las partituras cuando nos daba clase. Comprendí enseguida que las tenía todas en su cabeza: de ella sacaba los intervalos, las armonías, las imitaciones, las voces, las notas exactas, las comparaciones citando páginas y compases concretos... ¡Increíble! Sus clases eran un espectáculo armonioso. Conocedor como nadie de toda la polifonía del siglo XVI, nos mantenía a todos con ojos y oídos deslumbrados. El Papa Pio XII, a la muerte de Perosi, lo nombró director permanente de la Capilla Musical Sixtina cargo que desempeñó durante 41 años.
Armando Renzi era un “padrazo” exigente, cariñoso, trabajador y un poco comediante lo que hacía que sus clases fueran hasta divertidas. Cuando corregía los ejercicios de armonía y contrapunto, con todos los dedos manchados de colores por los rotuladores, hacía el comentario a tu tarea, con una caricatura ¡Genial! Buscaba siempre la sonrisa del alumno antes de despedirse. Académico de Sta. Cecilia, pianista, compositor y director de orquesta.
Bruno Aprea, entonces afamado pianista y estudiante de dirección con Franco Ferrara, era educado, gentil, distinguido, interesante… intentaba encontrar tu propia expresión artística: no había que copiar a nadie. Para él todo estaba dentro de tu corazón y debía aflorar, si eras sincero, en contacto con el arte. La música y la expresión del alma eran la misma cosa. Todo tenía que ser de verdad dentro y fuera de ti. Un hombre realmente inspirado. Maestro de dirección en el Conservatorio de Santa Cecilia y director del Teatro de la Ópera de Palm Beach (Florida).
En cuanto a Eugène Cardine, paleógrafo meticuloso y ordenado, enamorado del significado de los signos paleográficos, te contagiaba el interés por conocer esta escritura. Descubrí un mundo totalmente nuevo del que nunca había oído hablar. Durante las primeras clases, nos daba papeles sueltos, de color moreno, con los podatos, las clavis, los tórculos, los porrectus, el quilisma… que desmigaba y analizaba con entusiasmo. En el año 1968, cuando llegué a Roma, aún no estaban editadas sus investigaciones. Como un sabio que explora sin límite, estaba convencido de haber encontrado una fortuna musical en la Abadía de San Gallo (Suiza) y nos hacía partícipes de todos sus hallazgos. Estos signos eran del año 860, dibujados encima de la letra. Maravilloso mundo ¡Con qué pasión estudié también los neumas y su interpretación! Me parecían un relato que no estaba exento de sutileza, intriga y belleza. Importantísimo y precioso conocer la primera escritura musical que apareció en el mundo. Devolvió al canto gregoriano a sus fuentes genuinas de interpretación.
Eran maestros completos en el saber y en la forma de enseñar, pedagogos de enorme talla que me hacían desear ir a clase cada mañana. Aquellos conocimientos tenían la garantía de estar bien fundados y puse en ellos toda mi confianza. Soy consciente de haber sido privilegiada estando allí por el estudio y por su cariño. Yo sentía que se alegraban al verme tan contenta cada mañana al igual que yo al encontrarme con ellos. Por estos y otros motivos felices, desarrollé un arsenal de agradecimiento y fidelidad para cada uno.
Sigo en contacto con el maestro Bruno Aprea que viene a León cada año desde 2004. Fue el creador de los cursos para pianistas y directores de orquesta. En 2018, celebraremos la XV edición y lo sigue haciendo con la generosidad y la dedicación de siempre.
Me ha sorprendido averiguar que usted es descendiente de la hermana del padre de Francisco de Quevedo.
Francisco Gómez de Quevedo, Gómez de Santiváñez, Sáenz de Villegas y Ceballos. Al morir Francisco de Quevedo en 1645, los documentos pasaron a manos de su sobrino predilecto Pedro Alderete de Quevedo y Villegas, a quien nombró en el testamento “primer sucesor en el dicho mayorazgo”. Pedro Alderete, era hijo de su hermana Margarita de Quevedo y Villegas y no tuvo descendencia. Al morir Pedro Alderete, el legado pasa de nuevo a la sucesión de su hermana Margarita de Quevedo y Villegas. El último descendiente de Margarita, que recoge el mayorazgo, fue su sobrino Juan Francisco Carrillo Alderete de Quevedo y Villegas quien "no casó".
El mayorazgo vuelve entonces a los herederos de su tía Isabel Gómez de Quevedo y Villegas, hermana de Pedro Gómez de Quevedo y Sáenz de Villegas, padre deFrancisco de Quevedo y Villegas. Al morir Francisco Carrillo, los documentos empiezan a desaparecer hasta el momento en el que María de la Portilla Quevedo y Villegas que era la “cuarta nieta” de don Pedro Gómez de Quevedo y María Sáenz de Villegas “abuelos de dicho fundador Francisco de Quevedo y Villegas” los reclama. María de la Portilla, es "la parienta más cercana de los dichos padres y abuelos” por lo tanto, la descendiente legítima del fundador. Pleitea contra los “poseedores intrusos” que se fueron llevando documentos de manera ilícita, como escribe La Ilustración Española y Americana Nº XX III. La copia de esta resolución, se publica el 18 de enero de 1721 y en ella se confirma que María de la Portilla Quevedo y Villegas, es la descendente y heredera legítima del mayorazgo de Francisco de Quevedo y Villegas.
Llegamos, casi cien años después, a Juana Bustamente Quevedo y Villegas (1810 y muere en 1870) casada con Gelasio Martínez de Velasco. Sucede que, a mediados Siglo XIX, desaparece la ley del mayorazgocon sus deberes, glorias y cargas. Juana, reparte estos bienes heredados entre los tres hijos que viven: Ana Lina, Fructuoso y Amalia, que era la hija pequeña y fue mi bisabuela. Uno de los baúles con documentos de Quevedo, le tocó a ella y se ha ido trasmitiendo en nuestra familia a varias generaciones y han “reposado” en La Serna de Iguña (Cantabria) más de cien años, en la casa de mis abuelos paternos: Margarita Mendizábal, hija de Amalia, casada con Ramón Morais. Sus hijos fueron: Damiana, Francisco, Federico, Ramón, José Antonio (mi padre) y Amalia.
El baúl con los documentos, lo había llevado a la Serna de Iguña nuestra bisabuela Amalia Martínez de Velasco y Bustamante, natural de Madrid quien se fue a vivir al Valle al morir su marido, Federico Mendizábal. Nuestra familia es descendiente directa de Isabel Gómez de Quevedo y Sáenz de Villegas
Las cincuenta carpetas que contenía el baúl, desde hace pocos años, están en poder de la Fundación Francisco de Quevedo en la Torre de Juan Abad, que tiene su sede en la casa que un día fue del escritor. En las carpetas hay documentos con firmas reales, anotaciones de puño y letra del escritor, inventarios de sus bienes, litigios, testamentos, poderes, notificaciones.
¿Cómo es la infancia de la tercera hija de una familia de doce hermanos? ¿Estaban sus padres, su familia, sus hermanos, relacionados también con la música?
En mi casa los estudios musicales eran una tradición y mi padre puso mucho empeño en que la siguiésemos. Así, su abuela Amalia, había estudiado piano en París y también tenía la carrera de piano su madre. De los doce hermanos que somos, las siete chicas, estudiamos música llegando a diferentes niveles cada una. Él vivió el amor a la música en su casa y contaba cómo su madre les sentaba alrededor del piano para que escucharan piezas amenas, mientras que, de forma inevitable después de un rato, ellos trasteaban.
Soy muy consciente de haber vivido en una familia feliz y así es mí recuerdo: Mi madre era preciosa,tenía los ojos verdes muy listos, rubia, alegre y divertida. Cuando nos abrazaba podíamos oler el perfume de su piel blanca y más suave que los pañuelos de seda pura. Por la tarde, casi noche, jugábamos con ella al parchís, la oca o la lotería. Otros días nos leía cuentos, que contaba con voces distintas o jugábamos al VEO-VEO. Por la noche, antes de cenar, nos hacía revisión del baño, manos limpias, uñas bien cortadas y cepilladas,orejas por todos los rincones y exclamaba ¡Unnnnn! por las colonias que nos chorreaban por la cara y el cuello. El pelo limpio y bien peinado como para salir de fiesta y, antes de ir a la cama, empezaba la “feria” de los besos. Rezábamos las oraciones que ella dirigía y cuando nos quedábamos solos en posición dormida entre las sábanas y se iba el salón, llegaba la última juerga de la jornada. Corríamos, saltábamos en las camas, revolvíamos, hacíamos colección de bolitas de colores con las lanas de las mantas, intentábamos llegar hasta la cocina, sin ser vistos, para coger algunas galletas y repartirlas… En algún momento de alboroto máximo se oía su voz ¡Cómo vaya! Entonces, se hacía silencio total y volvíamos de puntillas por el pasillo hasta llegar a la habitación correspondiente mientras ella escuchaba las carreras y se hacía la sorda. Por un momento, tapados hasta el cocote, permanecíamos inmóviles por si se acercaba de verdad y nos caía una riña.
Mi padre, era un hombre honrado, consecuente, trabajador, conciliador, valiente, familiar y muy generoso con todos. Disfrutaba haciendo favores y daba las gracias por la oportunidad de poderlos realizar. No teníamos que esperar nada a cambio por la ayuda dada para que así fuera completa, desinteresada, auténtica (uno de sus consejos difíciles de lograr). Recuerdo que, aunque llegara rendido del trabajo, encontraba el momento de contarnos historias muy bonitas y cuando comenzaba: Una vez, un día sucedió… nos sentábamos corriendo junto a él para escuchar atentos aquellos cuentos e historias tiernas y humanas con personalidades de conductas ejemplares por su generosidad, humanidad, sentido de la justicia… Todos sus relatos, terminaban de forma feliz.
Cuando comenzaba el curso académico nos dispersábamos por diferentes ciudades. Internados y universidades en Santander, Valladolid, Bilbao, Madrid, nos esperaban cada año. Acostumbrados al orden y la disciplina de una familia numerosa, veíamos con naturalidad las reglas establecidas en estos lugares, pero suspirábamos por volver al calor y cariño incondicional de la familia.
Usted conoció a Ángel Barja, ¿cómo era el hombre?
Angel Barja era un hombre de aspecto frágil, más discreto que tímido, observador y muy inteligente. En el Pontificio de Música Sacra, coincidí con él durante tres años. Los profesores se admiraban de su talento musical. En más de una ocasión los oí comentar: este pequeño español está lleno de inspiración divina. Dominaba el género contrapuntístico con maestría y así queda reflejado en sus composiciones instrumentales y corales. Esta técnica proporciona a sus obras un equilibrio armónico y melódico de extraordinaria calidad y belleza a la vez que le distingue de otros compositores contemporáneos. Terminó los estudios siendo el asombro de maestros y alumnos que llegamos a estudiar en clase su examen final por ser la obra de un creador genial (A. Renzi). Era persona llena de buenos sentimientos, perdonador y poco dado al comentario inútil. Podías pedirle consejo conociendo su prudencia, criterios rectos e indulgentes, incluso con aquellos que no llegaron a comprender sus capacidades superiores y humildad tan cierta. Dicen que Santo Tomás, alcanzo la sabiduría porque aprendió sin malicia y repartió sin envidia. Esto se puede aplicar con generosidad a Ángel Barja porque era confiado, desprendido y benévolo con todos.
¿Cómo se percibe el mundo del siglo XXI desde el fundamento moral de una Carmelita de la Caridad? ¿Qué virtudes y defectos encuentra en nuestro presente?
No descubrimos nada nuevo al decir que las virtudes y los defectos del hombre son los mismos de siempre, aunque hayan tenido y tengan distintas manifestaciones durante la historia. Ambas cosas anidan dentro del corazón de cada persona, las llevamos a todos los lugares, durante generaciones y siglos. Afloran en cualquier circunstancia de la vida en una contienda difícil de resolver que exige mucha atención, constancia y humildad. Por este motivo, debemos de mantenernos en continuo discernimiento e intentar cultivar aquello que es generoso, prudente, justo y repercute en bien de la humanidad. Avances extraordinarios denuestro tiempo (científicos, tecnológicos y humanitarios) que van cambiado la historia y la forma de apreciar la realidad, se mezclan con debilidades y sombras que conviene detectar con presteza porque pueden confundirnos y agotar la alegría y los buenos sentimientos. Con seguridad, debemos de empeñarnos en amar la vida que nos toca vivir y con ella a la creación y a todos los seres con quienes nos relacionamos. Cada día suplico la sabiduría de Dios para que nos conceda alcanzar parte de su verdad que, aunque en nuestro caso llegue a ser una porción pequeña y muy relativa, es una guía importante para acercarnos a todo lo que nos da luz, fuerza y optimismo. Recuerdo que el Papa Juan XXIII, al cardenal que le estaba contando algunos males que nos afligían, le dijo con sencillez y simpatía: ¡Qué barbaridad! Usted y yo no hagamos nada de esas cosas y habrá dos pillos menos en el mundo. Una “receta” que me viene a la mente con frecuencia.
En 1999 se funda la Asociación Pianística Eutherpe. ¿Quién, cómo, con quién o por qué se creó esta entidad? ¿Haga un breve resumen de la evolución de esta entidad, de su conversión en Fundación, apoyos recibidos, etc.
El Proyecto nació a partir de la Escuela de Música Eutherpe en la que empecé a trabajar en 1976. Deseábamos que nuestros alumnos tuvieran una formación más rica y universal que la estrictamente escolar. Así que, empezamos a ponernos en contacto con profesores de reconocimiento internacional para organizar con ellos, cursos más allá de la Escuela que dirigía. Para el primero, con no poco atrevimiento, decidimos llamar a Joaquín Achucarro, quien nos dijo que sí a la primera. Preparamos una semana de clases al más alto nivel, a las que asistieron nuestros alumnos junto con más de 120 jóvenes pianistas de muchas partes del mundo. En vista del éxito, y ante la necesidad que manifestaban los jóvenes por tocar y no tener un lugar apropiado para hacerlo, decidimos crear la Asociación y preparar una sala de conciertos donde pudieran venir siempre que lo creyeran necesario. La Asociación, no solo nació para los socios, sino para todo el que quiera acercarse a la música, y disfrutar de ella. En el año 2004 dimos otro paso más junto a los socios y creamos la Fundación Eutherpe. Contábamos también con gente maravillosa que nos ayudaba, profesores magníficos que siguen muy ilusionados con el proyecto y voluntarios que colaboran de manera desinteresada desde el principio. La actividad que organiza la Fundación está centrada en la ayuda a jóvenes músicos de cualquier parte del mundo, para enriquecer su formación y carrera concertística. La sala de audiciones está en la calle Alfonso V nº 10 de León. También seguimos organizando cursos de gran valor. El más destacado es para piano, dirección y orquesta, el primero y único de esta clase que se organiza en el mundo desde 2004. Las clases están abiertas también a curiosos, personas que les gusta la música, que quieren saber lo que estamos haciendo y aprender cuanto les sea posible.
Sobre el mecenazgo: vemos que en España no hay tradición de mecenazgo por numerosas razones: cuestiones demográficas, políticas, sociológicas... es un tema delicado, complicado y largo de analizar. Hemos tenido becas, ayudas y subvenciones procedentes del Estado durante algunos años, pero, en este último tiempo han sido muy escasas. La iniciativa privada y los ciudadanos, en general, se han ido despreocupando de la responsabilidad de colaborar y cuidar la cultura, dejándola casi totalmente en manos de los gobernantes. A la vez, estamos viendo con pena que no siempre las subvenciones son bien empleadas o que no llegan a sus destinatarios como deberían. Esto suma una gran desilusión a la generosidad personal y empresarial. Pero seguimos esperando que esto cambie y aparezcan mecenas que apoyen la cultura en España ¿Por qué no? Existen en muchos países. Esta situación no nos desanima y estoy segura de que cambiará. La actividad de conciertos la mantenemos durante todo el año y siempre que nos piden la sala, está abierta y allí estamos para ayudarles. Hay una media de unos 80 conciertos cada temporada. Entre los músicos que acuden, algunos son ya grandes profesionales, concertistas experimentados, ganadores de concursos nacionales e internacionales, profesores en universidades por el mundo. junto a otros jovencísimos talentos. En la Sala Eutherpe, han estado maestros tan importantes como Aldo Ciccolini, Paul Badura Skoda, Alicia de Larrocha, Teresa Berganza, Joaquín Achúcarro, Bruno Aprea, Sergio Perticaroli, Oxana Yablonskaya, Joaquín Soriano (Patrono y Vicepresidente de Eutherpe), Horacio Gutiérrez, Josep María Colom, Jacques Rouvier, Guillermo González, Daniel Vega Cernuda, José Luís Turina, Ana Guijarro, y un largo etc.
Un proyecto muy querido para Eutherpe es MusaE. En noviembre de 2015, el Ministerio de Educación Cultura y Deportes, siendo Director General de Bellas Artes, y Bienes Culturales y Archivos y Bibliotecas y Presidente de Acción Cultural Española, Miguel Angel Recio Crespo, se inaugura el Proyecto MusaE. Miguel Ángel, es persona que posee mucha sabiduría, capacidad de escucha, amor al arte, emprendedor, integro,prudente y con un trato elegante, natural, exquisito.A la Fundación Eutherpe le encarga el comisariado. Fue un momento histórico que me produjo un gran respeto y a la vez soy consciente del honor que se nos concedió y que le agradecemos con sinceridad y cariño. Participar en el Proyecto MusaE, poner música con jóvenes en los 16 Museos Estatales, es una realidad que está teniendo enorme éxito entre los visitantes e instrumentistas. El nuevo Director General, Luís Lafuente, ha alargado el comisariado de Eutherpe hasta finales de enero 2018. Otras organizaciones seguirán con este brillante proyecto.
Importantes músicos españoles me han hablado de la Fundación Eutherpe como una de las más importantes entidades de Europa en su campo. ¿Qué le parece esta opinión? ¿Qué planes de futuro tiene?
Tenemos mucha suerte con los músicos que pasan por la Fundación. Contemplamos como el nivel de los españoles, supera lo extraordinario desde hace unos años ¡Increíble! Ellos saben que nuestra voluntad de ayudarles es sincera, lo sienten así y nos devuelven el ciento por uno en agradecimiento. Son buenos y artistas por ello hablan con esta generosidad y abundancia de cariño que me emociona. Seguimos sus carreras, nos hacen partícipes de los conciertos, concursos, grabaciones e incluso de su vida familiar y nos alegramos con sus éxitos profesionales y su felicidad. El Facebook arde cada día.
¿Algún plan nuevo? Si, en primavera de este año, haremos una exposición en el Museo de León con cincuenta de las mejores fotos de los conciertos realizados en el Auditorio Ciudad de León y en nuestra Sala Eutherpe. Con ellas se editará también un libro. La fotógrafa, colaboradora de oro, está siempre preparada. Las fotos, quieren ser una muestra de la música viva hecha imagen, captada en un momento fascinante. María Diez, adivina del sentimiento, ha ido completando este proyecto con el deseo de regalar un reportaje a los músicos, reflejar su imagen viva durante el concierto y a la vez, dejar un rico y valioso testimonio en la Fundacion Eutherpe.
Y, en 2019, celebraremos 20 años del proyecto Eutherpe y lo vamos a festejar con actos especiales dando más oportunidades a los jóvenes músicos. Aún no lo tenemos concreto, pero ya estamos trabajando en ello.
¿Sirvió de algo del apoyo que mostró en 2014 el Parlamento Europeo a la Fundación Eutherpe?
Si, ha sido muy importante para nosotros este reconocimiento. Recibimos una gran alegría, un estímulo y sentimos por ello agradecimiento. Martín Schulz, que era entonces el Presidente, nos envió una carta preciosa que, entre sus párrafos, dice así:
… El Parlamento Europeo coge con gran satisfacción esta iniciativa que tiene como objetivo promocionar a jóvenes concertistas internacionales mediante la especialización musical y que se distingue al mismo tiempo por su compromiso con la difusión de la cultura musical.
En estos tiempos que vivimos la música es un medio de expresión necesario y un vínculo de comunicación de gran valor…
Importantes personalidades y músicos españoles y extranjeros se han vinculado desde siempre a la Fundación, como el pianista Josu de Solaun. Ha conseguido usted vincular con la Fundación a artistas de importancia.
¡Josu de Solaun! Le conozco desde 2005 y no hemos dejado de querernos y comunicarnos desde entonces. Vino por primera vez a los cursos como pianista y al final, también debutó como director de orquesta. No dejó de participar cada año en Eutherpe hasta 2011 en el que interpretó el Concierto para piano y orquesta de Giuseppe Martucci nº 2 op. 66, dificilísima obra que tocó de forma poética y magistral ¡Imposible olvidarnos de ese sonido tan personal, poderoso, grande y largo hasta en los pianísimos! Es un talento muy exigente y extraordinario. Después, he tenido la fortuna de escucharle más veces en el Auditorio Ciudad de León, Valencia, Madrid y siempre con calidad sobrenatural. Un músico completo en donde el arte, la humanidad, la fidelidad y la discreción, están presentes. Persona profundamente agradecida, prudente y bondadosa. Filósofo también, resulta delicioso conversar con él por su enorme cultura musical y reflexiones mayores sobre cuestiones fundamentales de la vida como la existencia, la moral, la belleza o la verdad. Lejos en la distancia física, como profesor en la Universidad Estatal en Houston y por tantos lugares del mundo en los que le reclaman como concertista, pero a la vez, le sientes muy cerca, familiar y amigo. Siempre está ahí con esa lealtad que ama. No tiene rival.
Artistas en estos últimos años: Aglaya González (viola), Alejandro Bustamente (violín), Alessandro Mauriello (Violoncello), Alessandro Taverna (piano), Álvaro Martín del Burgo (piano), Amarilis Dueñas (violonchelo), Andrey Yaroshinskiy (piano), Anna Petrova (piano), Antonia Comito (piano), Antonio Lajara (director), Antonio Ortiz (piano), Antonio Oyarzábal (piano), Arturo Abellán (piano), Bambú Ensemble (octeto de cuerda), Bernardo Aguilar (violín), Borja Quintas (director y patrono de Eutherpe), Bruno Francesco Leone (piano), Camerata JOL (cuerda), Carlos Marín (piano), Carlos Santo (piano), Delyana Lazarova (violinista y directora), Dúo Astarte (Arpa y flauta), Dúo Cassadó ( chelo y piano), Dúo Fasla-Prolat (violín y violonchelo), Dúo Mereira Tarregó (soprano) y Marina Pelfort (piano), Elizaveta Yaroshinskaia (piano), Florent J. de Bazelaire (director), Francesco Ivan Ciampa (director), Francesco Lanzilotta (director), Francisco Valero-Terrivas (director también de la Joven Orquesta Leonesa), Isabel Villanueva (viola), Iván Palomares (director), Jaime Maceira (violín), Javier Linares (saxo), Javier Perianes (piano), Jonathan Mesonero (violín), Jorge Nava (piano y director), Jorge Yagüe (director y piano), Julia Cruz (directora), Juliette Commeaux (arpa), Laura Mota (piano), Laura Sabatel (soprano), Luigi Borzillo (piano),Madalina Danila (piano), Mar Valor (piano), María Canyigueral (piano), María Linares (piano), Mateo Giuliani (piano), Hermanos Moreno Gistaín (piano), Neuma Quartet (flautas), Nikola Tanaskovic (acordeón), Pablo FitzGerald (archilaud), Paolo Carbone (director), Pier Carmine (piano), Piero Gatto (piano), Quinteto Enara (viento), Quinteto InVento (viento), Paula Sastre (violín), Pablo Andoni (director), Patrick Hemmerle (piano), Ramón Tébar (director), Ricardo Carusso (piano), Rubén Russo (piano), Rubén Talón (piano), Thesis Quartet (saxos), Silvia Nogales (guitarra), Voces del más acá (octeto de voz), y un larguísimo etc.
Todos son músicos de importancia, muchos de ellos bien conocidos por su buena fama y renombre nacional e internacional y otros, también destacados que están fuera de esta pequeña lista. Cada año pasan por Eutherpe unos 200 instrumentistas con carreras prometedoras, excelentes artistas. Me disculparán unos y otros por no poder hablar de ellos en este espacio. Para todos envío una felicitación y el agradecimiento en nombre de la Fundación Eutherpe y de los ciudadanos a quienes regalan mucha belleza y amables sentimientos.
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