"Apunten en sus agendas esta cita y no se pierdan esta fascinante combinación del drama de Benavente y la música de Penella. Todos querrán bien a La malquerida".
Por Enrique Mejías García
De entre todos los compositores de zarzuela de su generación, el caso de Manuel Penella (1880-1939) resulta, cuanto menos, insólito. Durante cuarenta años de infatigable trabajo para el teatro lírico estrenó más de sesenta zarzuelas, de las cuales solo han permanecido en el repertorio dos óperas sorprendentes: El gato montés y Don Gil de Alcalá. Desde sus primeros títulos para los teatros de aquel Madrid de 1900, entusiasta todavía de las piezas de género chico como El día de Reyes, a sus encantadoras operetas de inspiración vienesa como La muñeca del amor o las revistas de espectáculo de corte frívolo como Las musas latinas, la carrera de Penella –como la de sus contemporáneos Pablo Luna o Reveriano Soutullo– estuvo cuajada de notabilísimos éxitos en una época hoy casi olvidada de la zarzuela: la que media entre los últimos éxitos de la generación de Ruperto Chapí o Federico Chueca y los radiantes triunfos de esa última pléyade encabezada por Pablo Sorozábal y Federico Moreno-Torroba.
Entre dos aguas, Manuel Penella defendió de manera personalísima sus brillantes aptitudes como compositor teatral con el desgarrador drama lírico El gato montés y esa exquisita ópera de cámara neorrococó titulada Don Gil del Alcalá, ambas con libreto escrito por él mismo. Durante la II República, Penella también probaría suerte con el género de la zarzuela rural tan de moda desde 1923 en que se estrenase La bejarana de Emilio Serrano y Francisco Alonso. La malquerida, estrenada en el Teatro Victoria de Barcelona en 1935 pertenece a este género y es pariente no muy lejana de títulos como El cantar del arriero, La rosa del azafrán o La parranda. Del éxito de su estreno el crítico Febus de El Sol dijo que había sido “el más extraordinario registrado en Barcelona desde hace años”, contando con la presencia y bendición del propio Jacinto Benavente, sobre cuyo célebre drama rural homónimo de 1913 Penella se basaría para escribir el libreto.
La partitura de La malquerida, cuyo manuscrito original se conserva en el Centro de Documentación y Archivo (CEDOA) de la SGAE, ha permanecido en el olvido de los justos desde que Penella partiese con su compañía lírica hacia Argentina una vez iniciada nuestra contienda civil. Desde allí viajaría hasta México, donde, es de suponer, la zarzuela sería interpretada por última vez antes del repentino fallecimiento del compositor en la bella ciudad de Cuernavaca en 1939. A raíz de la iniciativa de los Teatros del Canal por recuperar La malquerida en 2017 en coproducción con el Palau de les Arts de Valencia, se ha podido realizar una nueva edición de la partitura y de los materiales de orquesta a partir del autógrafo de Penella con los que podrá representarse a partir del próximo 28 de febrero. Con dirección de escena de Emilio López y con Manuel Coves a la batuta se ofrecerán cinco únicas funciones en las que tendremos ocasión de redescubrir a un compositor camaleónico, siempre inspirado y efectivo, que escribió mucho más que el pasodoble de El gato montés, la habanera de Don Gil de Alcalá o la popularísima canción En tierra extraña. Apunten en sus agendas esta cita y no se pierdan esta fascinante combinación del drama de Benavente y la música de Penella. Todos querrán bien a La malquerida.
Fotografía: Manuel Penella ca. 1925 (Archivo SGAE)
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