Un reportaje de Álvaro Menéndez Granda
En el selecto y exclusivo ambiente del Club Matador –un reducto de tranquilidad y elegancia en el bullicio del centro de Madrid– el pianista Javier Perianes presentó el pasado jueves 23 de marzo su último disco, dedicado al compositor Franz Schubert. Perianes, que ha sido distinguido por el club como Artista Matador 2017, ofrece el próximo miércoles 29 un recital en el ciclo «Grandes Intérpretes» de la Fundación Scherzo, y ha grabado para el sello francés Harmonia Mundi la última sonata del compositor vienés, la majestuosa D.960 en si bemol mayor. A esta sonata le acompaña en el fonograma la más pequeña pero no menos interesante Sonata D.664, escrita en la tonalidad de la mayor.
Perianes recibe a la prensa con su habitual cercanía y amabilidad. Se trata de un pianista que se encuentra en un momento inmejorable de su carrera, con recorrido suficiente para disponer de los medios técnicos y musicales más reflexivos y trabajadamente adquiridos, pero con mucho horizonte por delante para nuevos proyectos en los que expresarse cuanto y como quiera. “Después de aquel disco que grabé para Harmonia Mundi con sonatas de Beethoven, la compañía me pidió que hiciese una nueva grabación dedicada a otro compositor con obras de gran formato. El vínculo de Harmonia Mundi con Schubert siempre ha sido claro, y decidimos emparejar la sonata D.960 con la D.664, que dura más o menos la mitad. Nos parecía que era mostrar dos diferentes caras de un mismo compositor, aunque en el caso de Schubert, que murió con treinta y un años, es difícil hablar de etapa de madurez y de etapa de juventud”.
Su aproximación a la grabación de una obra de la importancia de la D.960 es clara: se trata de la fotografía puntual de todo un proceso evolutivo que continúa después del registro de la obra: “Es la versión de un artista de treinta y ocho años. Con sesenta será otra cosa. ¿Mejor o peor? Uno espera que mejor, pero sobre todo lo que uno espera es que sea distinta. Mi relación con la obra es de búsqueda incansable. Terminas de responderte algo y ya tienes una nueva pregunta. Si ahora mismo me pusieran ante un piano, seguiría buscando la manera de comenzar esos cuatro primeros compases para que sonasen frescos, inocentes, y a la vez profundos”.
Perianes declara no haber escuchado grabaciones de otros pianistas durante la gestación del disco “para evitar la contaminación”, si bien afirma no sentir preocupación por las posibles comparaciones que se realicen entre su grabación y aquellas clásicas de pianistas de la talla de Richter, Arrau, o Brendel. “Me tengo que aproximar a la música de la manera más virginal posible, y esto es aplicable al músico y al crítico”. El pianista, en su búsqueda incansable del sonido perfecto, realizó las grabaciones en tomas completas.“Toqué el primer movimiento cuatro veces. Si luego el técnico de sonido hizo un montaje con los mejores fragmentos de cada toma, ahí no me meto. Pero yo necesito tocar el movimiento completo, de arriba abajo, porque necesito tener la sensación de que la línea es amplia”.
La conversación con el pianista derivó por derroteros tan variados como la interpretación en instrumentos de época y su diferencia con los actuales. Según Perianes, intentar imitar el sonido de aquellos instrumentos en los modernos no tiene sentido. “He tocado esas sonatas en un instrumento original, y me ha servido para escuchar ciertas cosas, pero cuando cambias al piano moderno la acción es distinta”.
La grabación de las sonatas de Schubert viene acompañada de conciertos en Latinoamérica, Norteamérica y España, y Perianes se encuentra ahora concentrado en los recitales previstos para los próximos meses. No obstante, tiene en su agenda varios proyectos que comprenden músicas de compositores tan distintos como Bartok, Chopin, Debussy o Ravel. “Harmonia Mundi tiene previsto un proyecto precioso sobre Debussy, y a mí me ha tocado en suerte su primer cuaderno de preludios. En el 2019 el proyecto gira en torno a Ravel, tenemos previsto el Tombeau de Couperin y la Alborada del gracioso, tanto en versión para piano como en la versión orquestal”.
Foto: Josep Molina
Compartir