Una entrevista de Raúl Chamorro Mena
María José Moreno vuelve al Teatro de la Zarzuela, sede de su extraordinario éxito allá por 1997 con el papel de Marie de La fille du regiment de Gaetano Donizetti. Un suceso de esos que se dan a veces en la ópera en que una cantante prácticamente desconocida, aunque ya había interpretado algunos papeles en las temporadas del Teatro Calderón, irrumpe de manera fulgurante en el panorama lírico de una ciudad. Su voz pura y cristalina, su canto siempre musical, sus sobreagudos, el dominio de la coloratura, su encanto en escena y su belleza angelical le convirtieron en la comidilla de las tertulias y comentarios de los aficionados consiguiendo esa rara unanimidad entre público y crítica. En esta ocasión afrontará dos debuts, dos papeles de dos obras distintas en la misma función. La princesa Sofia de Surevia de Black el payaso de Pablo Sorozábal y Nedda en Pagliacci de Leoncavallo, obra fundamental del repertorio llamado verista.
En sus primeros años de carrera hubo una especie de boom Mariá José Moreno. Cantaba muchísimo, tenía una legión de seguidores. Ahora incluso hay aficionados que creen que está retirada. ¿Cómo se viven estas dos circunstancias tan opuestas?
Tuve la suerte de cantar, precisamente, en el Teatro de La Zarzuela en 1997 en un reparto de jóvenes La Fille du Regiment con una producción muy bonita. Fue un éxito espectacular como lo es el propio papel de Marie para una soprano de mis características. Fue algo excepcional, una hoja entera en “El País” entrevistas en radio y televisión… Tuve esa suerte, que también cuenta, de estar en el momento justo y aprovecharlo. Tenía también un agente artístico importante y fue mi gran momento. Durante unos años canté muchísimo, pero tuve que realizar algunas cancelaciones importantes a causa de mi primer embarazo, también rompí con mi representante y cambiaron directores de teatros que fueron sustituidos por otros, que ya no me conocían o no sabían como cantaba o mi trayectoria artística. Dejé de estar de moda y ahora la ópera va muy por modas.
Precisamente, sus comienzos y llegada al mundo del canto fueron también poco convencionales…
Efectivamente, en mi caso no había tradición familiar. Con 18 años empecé a comprar discos de música clásica, escuchaba diariamente Radio 2, adquirí semanalmente una colección de óperas que salíó en los kioskos, pero nunca había escuchado una ópera en directo. Luego me fui a vivir a Paris donde asistí a muchos conciertos, allí había muchos gratuitos. Me metí en un coro amateur y estuve todo un año cantando de contralto. Al regresar a Madrid quería seguir cantando, me inscribí en la escuela de canto y en un coro para poder seguir en ello. Trabajaba de secretaria y mi profesor de canto me seleccionó para presentarme a audiciones con la compañía de Antonio Amengual. Me seleccionaron y me tuve que aprender una zarzuela en una semana para cantar ya de protagonista. Me ví de repente cantando de solista. Luego me escogieron en las audiciones del Teatro Calderón y me presenté a concursos como el Gayarre y el Viñas de Barcelona que gané.
Lo que está claro y así se ha demostrado en sus últimas actuaciones, Lucia di Lammermoor en La Coruña, Cendrillon en Barcelona y Don Giovanni en Oviedo, es que su voz se mantiene fresca y lozana sin ningún signo de fatiga o desgaste. ¿Cómo se consigue?
Cantando lo que debes. Eso es esencial. Además, hay que tener salud, técnica y buena cabeza. Cuidarse mucho porque esta actividad es muy sacrificada. La voz evoluciona y tienes que estar siempre trabajando la técnica, encauzando la voz. Como un atleta, te tienes que entrenar para estar en forma. Es importantísimo saber rechazar papeles, propuestas que aparentemente pueden ser muy interesantes, pero que pueden ser nocivas para la voz. Por ejemplo, cuando debuté en La Scala con Rigoletto me ofrecieron al mismo tiempo Traviata, pero dije que no. Un papel que me han ofrecido muchas veces y siempre he rechazado. Ahora creo que ha llegado el momento de hacerlo.
Por tanto, para el que pueda tener alguna duda, quede claro que María José Moreno está en activo y en plena forma.
Yo siempre he estado en activo (se ríe). Bueno, el año pasado estuve 8 meses sin cantar, a pesar mío, claro. Una situación increíble. Hay que mirar el lado bueno, pudo ser una cura para mi voz… (surge otra carcajada espontánea y luminosa).
Durante ese frenesí de esos primeros años debutó muchos papeles en un corto espacio de tiempo ¿Cómo los ve al volver a los mismos pasados los años?
Cuando he vuelto a estos roles que me tuve que aprender tan rápidamente, creo que los interpreto mucho mejor. Tengo más técnica, más madurez para poder transmitir y decir más cosas en ellos. Necesitas tener las experiencias de la vida para poder expresar más sobre el escenario. Antes los cantaba bien, pero ahora transmito mucho más, los interpreto mejor.
Centrándonos en un papel tan emblemático del repertorio operístico como Lucia di Lammermoor, es de las pocas sopranos que pueden decir que lo mantienen en repertorio pasados más de 13 años después de haberlo debutado.Lo ha cantado hace unos meses en La Coruña con un gran éxito de público y crítica. ¿Qué significa este papel para usted? ¿Cuál es su visión del mismo y en qué ha cambiado la Lucia de María José Moreno del 2001 respecto a la encarnación actual?
Cuando empecé a cantar Lucia intentaba respetar estrictamente la partitura. Estaba muy encorsetada en ella. Por supuesto que respeto lo escrito, no faltaba más, pero con la experiencia he adquirido más libertad, más flexibilidad al objeto de expresar más y mejor. Me he quitado ese miedo reverencial que me encosertaba. Por ejemplo, el Maestro Zedda, fabuloso director de ópera, me decía en muchas ocasiones “Más libre, más libre.” Esto me ocurría en Lucia y en todos los papeles.
En la pasada temporada Liceísta interpretó el papel de Celia en Lucio Silla. Mozart ha sido también muy importante en tu carrera ¿verdad?
Es de los compositores que más he interpretado, precisamente he cantado hace poco Donna Anna en Oviedo, aunque debo decir que no son los papeles que me han dado más éxito. El que más la Reina de la Noche. Un gran genio y cantarlo es una gozada, pero creo que mi voz donde sobresale mucho más es en Lucia, Puritani, La fille du Régiment…
Como fundamental ha sido Rossini (ha cantado en varias ocasiones en el Festival de Pesaro) y el repertorio belcantista romántico ¿Que me puede decir del mismo y de los principio, en su opinión, con que hay que afrontarlo?
Yo todos los papeles los afronto igual. Pongo toda la atención en música y texto, intentando expresar al máximo a través de la palabra. Con Mozart, quizás, hay que salvaguardar más el estilo. Tampoco quiero que se me considere especialista de ningún compositor o período. Si puedo cantar diferentes compositores y escuelas, por qué no. También he cantado barroco y me encanta, aunque quizás, no domine totalmente el lenguaje barroco.
Ha nombrado Alberto Zedda, un director músical muy importante en su carrera. ¿Qué otros Maestros con lo que ha trabajado resaltaría?
El Maestro Zedda ama profundamente la ópera y el teatro. Intenta sacarte el máximo de cada frase, de cada palabra. Es un gran conocedor, por supuesto de Rossini, pero también de toda la ópera italiana. Ha sido muy importante en mi carrera y ha sido un placer cada vez que he trabajado con él. De los directores jóvenes actuales también trabaja mucho con los cantantes Michele Mariotti. Otro gran director de ópera, que ama el teatro. También ha sido importante mi colaboración con el Maestro Colin Davis en un Falstaff con la London Symphony premiado con un premio Grammy.
Vuelve al Teatro de La Zarzuela y a Madrid con un doble papel, la princesa Sofía de Black el payaso y la Nedda de Pagliacci. Siempre ha sido prudente en su carrera pero, ¿Cree que ha llegado ya el momento de asumir poco a poco papeles de más peso? ¿Cómo ve el papel de Nedda y con ello su primer acercamiento al repertorio llamado verista?
Me lo pensé mucho a la hora de aceptar. Por un lado era una tentación, pero por otro lado, un papel muy alejado de mi repertorio habitual hasta el momento. Me costó aprendérmela, ha sido un gran estrés. Estudiaba 5 minutos y soltaba la partitura y decía “Esto no es posible”. Más que cuestión de tesitura es cuestión de cantidad de orquesta, de esos acentos, del desgarro que requiere este repertorio... El final es muy dramático. He intentado llevármelo a mi terreno. Nedda es un personaje difícil y más todavía como actriz. Lo considero una experiencia y el resultado creo que no es malo, pero soy consciente que no es el repertorio donde mi voz puede dar lo máximo y, en principio, seguiré con el propio de soprano lírico-ligera y no me planteo asumir papeles más dramáticos.
Black es una obra muy bella que también tiene una orquestación exuberante, aunque el gran papel es el del barítono.
Y la dificultad de interpretar dos papeles, y tan distintos, en la misma función…
Me ha resultado duro, porque el vestuario es maravilloso, amplio y variado. Tengo 4 cambios de vestido y de tocados durante la función, que se han de realizar en muy poco tiempo. No tienes pausa, terminas Black el Payaso y ya te están maquillando y peinando para la Nedda y tú debes ya introducirte en el papel, que es muy distinto y con una mayor entidad dramática.
¿Volveremos a verla en Madrid, que siempre ha sido uno de tus feudos, próximamente?
Me han ofrecido Los diamantes de la corona en el Teatro de La Zarzuela pero tengo que verlo, porque lo mismo me coincide con un Don Giovanni que tengo, en principio, en Sevilla. Ojalá pueda cantar ambas producciones. También tengo Lucia di Lammermoor en Barcelona para la siguiente temporada y lo más próximo unos conciertos con Zedda en La Coruña con la Sinfónica de Galicia.
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