Don Carlo (Staatsoper Viena). 13/10/2013
Don Carlo es un título que regresa cada año a Viena, como los turrones en Navidad, y lo hace siempre presentando carteles atractivos en los que, azares del destino, siempre termina habiendo alguna cancelación importante. El año pasado fue
Alagna quien canceló su presencia en el rol titular y este octubre fue
Harteros la que canceló como Elisabetta. En escena se presenta siempre la nueva producción a cargo de
Daniele Abbado, de un convencionalismo desmotivador y una vacuidad proverbial.
Quizá la mayor novedad de este reparto fuera
Violeta Urmana, de nuevo cantando en la cuerda de mezzo, y que sería una Éboli ideal de no ser por un ataque al agudo en exceso desguarnecido y a veces hiriente, así como unas agilidades irregulares. A cambio, posee el color ideal, ofrece un centro espléndido y una acentuación teatralísima y con la dosis exacta de temperamento.
Furlanetto volvió a repetir su Felipe de trazos básicos, teatral sí, y más matizado que en anteriores ocasiones, aunque de emisión siempre ventrílocua.
Ludovic Tézier volvió a dejar claro que es un Posa ideal por tono, fraseo, color y actuación. Fue el más aclamado de la representación, por méritos propios.
Tamar Iveri ofreció una Elisabetta rutinaria, francamente inferior a la prevista Harteros, alternando momentos un tanto mediocres, los más, con instantes de mayor inspiración (por suerte coincidentes con sus dos páginas solistas, el '
Non pianger mia compagna' y el '
Tu che le vanitá').